sábado, 15 de febrero de 2014

Casualidades sonrientes.

Me levanto de la cama con muchas ganas de verte. Desayuno, contesto y envío un par de e-mails. Me voy a la ducha y mi amiga en Alemania me habla de poesías y de chicos que me gustan. Habla de ti, pero yo le digo que sólo me gustas, como los demás. Sí, pero eso es mucho. Es cierto. Me ducho, me visto y me voy. Antes me cambio la camiseta, que iba demasiado oscura, y los colores son alegría. Y primavera. 
Las cosas siempre pasan al otro lado de la ventana, pero hoy no. Salgo de casa, el pelo mojado y el corazón un puntito desbocado. Ro, voy pa'llá, luego te cuento. Besitos cochinos. Guardo el móvil en el bolso y voy. De espaldas al tú potencial, me limpio las gafas; no me quiero perder un sólo detalle. Me giro y apareces. Tenía muchas ganas de verte. Me abrazas. Tenía muchas ganas de abrazarte. De repente se abre el cielo y aparece tu sonrisa y yo... Yo tenía muchas ganas de verte. El cielo

En algún rincón de mi mundo habías aparecido ya; no corría el tiempo, pero sí tus guiones. Gatos, tejados, paz, guerra... Sirenas y ratitos recapacitando. Primavera, tú, también. No lo sabía, pero tenía ganas de verte. Tan sólo te había visto una vez en la vida. Mentira, dos. Pero la segunda tú no fuiste consciente... Yo sí. No tiene solución. Llego a aquella plaza. Esta vez es otra. De manera natural me acerco a ti y te saludo. Sonríes debajo de un sombrero que hoy no existe. Me hablas y me pareces tan gracioso... Un poco cruel. Pero sonríes y me encanta, también. Sonríes y de repente estás aún más loco , y yo... yo tenía ganas de verte. La locura. 

Cuánto tiempo hace que, de vez en cuando, apareces en mis letras... Cuánto tiempo hace que, siempre, te guardo en un rinconcito de mis primaveras. Cuánto tiempo hace que tus abrazos son mis favoritos... Cuánto tiempo... Salgo de una clase de sonrisas sonrojadas, rápido, hacia el tren que hoy  me ha conducido hacia tantos recuerdos y novedades. Estoy tranquila, mi corazón no está desbocado ya, pero... Siento como un golpe de calor me eriza los nervios y la sonrisa, y te veo, tan cerca que parece que Alemania no existe. Me acerco, no dejo de sonreír y me miras. Sonríes, y te abrazo. Ahora recuerdo el por qué de todo. Cuánto tiempo hacía que no te veía... Sonreír. Sonríes, sonríes y me abrazas y de repente todos los colorines de este día se hacen sólo verde, y recuerdo manos, suspiros, tortuguitas y frases lapidarias en mi cama. Y yo... yo tenía tantas ganas de verte... Y te conviertes en el final perfecto para este día, y para esta noche. La noche.

Sólo soy una montaña rusa... pensé yo pa' dentro.