martes, 31 de mayo de 2011

Semana erótica. (poemas a medida)

Sé que se puede. Disfruto de poder hacerlo. Basta, no sólo de poder hacerlo, también de hacerlo. Me miras con ese destello que sólo tú sabes proporcionarme. Me erizo. Erizada, ahora soy tuya. Te acercas a mí, pareces segura. Tiemblo y tú sonríes, socarrona. Me pongo roja y, ruborizada, parece que te gusto más. En un instante de silencio te pido que lo hagas, pero ahora eres tú la que parece estar insegura. Me acerco. Se cambian los papeles y vuelvo a erizarme. Te lo vuelvo a decir; tienes unos ojos preciosos... Buscas un recoveco entre mi cuello y mi mandíbula y, entonces... No frenes. Siento tu aliento cálido en mi nuca, y recuerdo aquella frase. Mi mano, independiente ahora, va a parar a tu pelo, cálido también, rizado y especial... como tú. Siento que te aprieto contra mí, y ahora eres tú la que se eriza contra mi propia piel. Me miras, sonríes... me ruborizo, pero no puedo parar. No me mires, repito en silencio. Sigues mirándome, te acercas tanto que dejo de ver si me miras o no. Tu boca recorre mi cuello, nuevamente. Subes, y me encuentras temblando, repitiendo que soy capaz... y haces que sea capaz. Me besas de una manera que sólo recuerdo haber soñado, y mi interior se humedece. Tus manos, siempre más inquietas que las mías, revolotean alrededor de mi cuerpo y, finalmente, se posan sobre mis caderas. Estás más delgada, dices mientras vuelves a sonreirme de aquella manera. No sé articular palabra, tampoco creo que sea el momento. Siento que tu mano flota sobre mi piel, buscando nuevos poros, nuevas caricias, nuevos espasmos. Sin dejar de besarme, tu mano sube por mis curvas, por aquella sonada curva que siempre comentas... y llegas ahí. Lugar prohibido para todos, tú lo sabes. Me miras orgullosa. Me ruborizo y te quito... Ya sé que entiendes todo lo que hago, y eso me hace sentir insegura. Empezamos de nuevo... Mano a la cadera, a la cintura y.... vale, ahora no me miras, ahora puedo seguir mi inercia. Sientes mi piel erizada, y te erizas al sentirla. Tu mano acaricia ahora mi espalda mientras la mía se limita a encontrar gemidos, revelaciones, sensaciones ajenas. Los encuentro. Es increíble. Tu mano gime casi como tú, y, rítmicamente, me encuentras tú a mí. Dejas de suspirar y me miras. No. No puedo hacerlo si me miras de esa manera... espera, sí que puedo... lo estoy haciendo... Tus ojos se encienden al ver que mi expresión cambia totalmente. No puedo dejar de mirarte y no puedo dejar que dejes de hacerlo. Rítmicamente, yo también suspiro... Apoyas tu cabeza sobre mi hombro, y, fatigada, respiras... Me desconcierto y quiero quitarte de encima, pero no me dejas. Besas suavemente mi clavícula mientras te acaricio la espalda, pequeña, fina, suave y delicada... Ahora sólo queda tiempo para oir tus latidos... Ahora sólo quiero seguir sintiéndote disfrutar.

Semana erótica- poemas a medida.

viernes, 27 de mayo de 2011

INDIGNADOS. Con esperanza!

Jóvenes, no tan jóvenes e incluso ancianos luchan hoy por sus (nuestros) derechos. Democracia. Qué bonita palabra. "España es un pais democrático y libre"; en días como hoy debemos darnos cuenta de que esto no es cierto. En días como hoy debemos ver que ni siquiera sin molestar a nadie nos dejan luchar por nosotros mismos. Pacíficiamente, los indignados, acampados, luchadores, resistentes o como queramos llamarlos, aguantan golpes de porras injustos, con las manos en alto. Gritos. Sirenas. Miedo, risas y llantos. Sangre. 43 heridos leves. Heridos por unas porras, que no buscan más que eliminar ideologías, movimientos (por muy bonitos que estos sean), golpear cuerpos como símbolos, cuando en realidad golpean mentes, cerebros que sólo buscan una mejora estatal, movimientos, asambleas, palabras de esperanza... la esperanza misma. ¿qué esperanza puede quedarnos en el ser humano que, cuando muestra algo positivo, le reprimen de tal brutal manera? ¿qué se supone que estáis intentando? ¿no os dais cuenta que nos alentáis a seguir haciéndolo?

Manos arriba, esto acaba de empezar; Lucha, resistencia, agrupación, movimiento, paz, y democracia... ¡¡YA!!
Ánimo a plaza Catalunya; podemos!! vuestros moratones son del movimiento, os duelen físicamente a vosotros, pero nos alientan a todos... ¡¡no decaigáis!!
¡¡ES NUESTRO MOMENTO!!
http://www.youtube.com/watch?v=tu6IzhNSGpE

miércoles, 25 de mayo de 2011

Lista de enamoramientos (24-05-2011)

1.- Despierto. Me duele la espalda. Siento que me enamoro del instante en el que pienso que he dormido bien, por fin.

2.- Me ducho. Me enamoro de la sensación cálida del agua resbalando por mi piel, torpemente cierro los ojos y disfruto de ello.

3.- Me visto. Me gustan los pantalones que me regalaron. Hacía tiempo que algo material no me hacía sentir asi. (¿a qué niveles estamos llegando?)

4.- Voy al banco. Miro a una de las chicas que atienden en las mesas. Me mira, sonríe. Sigue trabajando. Me enamoro de ésa sonrisa, desconocida hasta hoy; encantadora.

5.- Veo a alguien sentado en la escalera, esperándome. Me invade la emoción. Siento mis ojos achicándose e intento disimularlo, pero en cuanto dice "hola!", sonrío, desvelándolo todo.

6.- Cerca de una iglesia, en Inca, alguien intenta echarme la bronca sin herirme y miro al suelo, no quiero que vea que estoy enamorada, otra vez... pero creo que es inevitable; cuando la miro , ha vuelto a sonreírme, y yo he vuelto a enamorarme de ella, de mí, de esto. Cambiamos de lugar y me sigue enamorando a cada palabra, agrandando mis pupilas a un ritmo vertiginoso. Comemos, vamos a la estación y se va... Siento su calor en mi mano, y me enamoro de él, también de eso.

7.- un hermano de placa se acerca al vernos, nos besa... y siento morir con ello. Le echo de menos, pienso... y siento el amor en mis manos (ahora son ellas las que sudan).

8.- En un banco la veo llegar. De marrón, hoy se ve más ella que nunca. Más alegre, stressada y optimista que nunca. La miro, me habla, le miro los ojos y la veo reír. Me enamoro de su collar, de sus manos y de sus teclas, y miramos la hora diciendo que hoy se ha pasado rápido... e intenta no mirarme para no reir. Me enamoro de su risa, y río... Pienso que haré una lista (como las suyas, pero mía) para recordar todo esto, y que lo lean.

9.- Un profesor al que no le gusta que le llamen así me dice que me ha metido en un marrón, sonríe, y me explica. Explica en clase mientras contesta dudas de África, y me enamoro de esa sonrisa que hace que su cara cambie, incontrolable. Miro sus gestos y me enamoro de ellos, recordando que se los describí un día, y que ahora, a veces los piensa.

10.- De copiloto, no dejo de mirar manos que conducen y revoluciones que sobrevuelan el ambiente, reivindicadas por esos labios, esos dientes que hacen resonar la s de aquella manera que a mí (y supongo que sólo a mí) me hace erizar la piel... (hoy me he fijado/enamorado especialmente en/de la gente que hace resonar la s de esa manera). Me enamoro también de tus sensaciones.

11.- Llego a casa. Alguien me tiene la cena preparada, y sonríe porque hoy le gusta cómo me he vestido... No puedo evitar enamorarme de esa sonrisa cada vez que la veo, o que la recuerdo. Esos hoyuelos que han creado los míos...

12.- Escribo que me enamoro de todo esto, y me vuelvo a enamorar, recordándolo, escribiéndolo... No pares, por favor...

13.- Me voy a dormir... enamorada de la vida.

viernes, 20 de mayo de 2011

Me.

Amo en la medida en que te siento. Siento en la medida en que te miro. Miro en la medida en que te pienso y pienso en la medida en que te entiendo. Entiendo razones que filósofos me dan en virtud de una u otra concepción de ciudadanía. Ciudadanos que van pasando por delante de mí, convirtiéndose en objetos de mi amor. Amor efímero, que acaba en segundos, que se despedaza tras mi enamorada mirada. Mirada que encuentro a mi derecha, riendo sin control. Control que quiero perder, buscando descontrol en mi vida. Vida que veo pasar desde la barrera, sin ningún sentido. Sentido que ya he perdido, como primer paso. Paso que doy voluntariamente, creyendo que es bueno intentarlo. Intentar sonreir, escribir, pensar, soñar. Sueño que sigo siendo yo, que me reconozco en el espejo. Espejo que me evita, que no quiere reflejarme. Reflejos de sonrisas encantadas que me hacen la vida más fácil. Facilidad que no encuentro cuando necesito. Necesidades que voy cubriendo día a día, cotidianamente, mientras pienso en ti. Tú, que no me dejas, y que sonríes, te indignas, me llevas, me enseñas, me halagas, miras, despiertas sonrisas perdidas, erizas vellos mediante vídeos, me defiende sin pedirlo, cotilleas conmigo en un claustro, sigues siendo mi mejor amigo, tienes ganas de mí... Yo, que sigo viviendo. Vida a la que intento encontrar por los poros de mi piel. Piel erizada, como siempre, entre amores. Amores que Spinoza me enseña. Enseñanzas que me hacen feliz. Felicidad que busco en penas y encuentro en alegrías. Alegría que encuentro por las inesperadas esquinas. Esquinas que hacen confluir el alma y el cuerpo. Cuerpo que siente, ambiciona y desea. Deseo, que es mi potencia. Potencia que observo como ella misma. Misma que soy yo. Yo que soy Marie. Marie que es Sherezade. Sherezade que fue Kiara. Kiara que es María del Carmen. María del Carmen y todas las demás que fui, soy, y seré... YO.

Busco-me.

lunes, 16 de mayo de 2011

La funda de mi almohada.

Sigo con la piel erizada mientras oigo, leo, y me vuelvo a erizar. Miro fotos que pensaba borradas y oigo voces telefónicas que ríen después de mucho tiempo sin oírlas. Veo que todo va bien, que nada es verdad. Nada merece respeto ahora. Es hora de perder el control. Es hora de que mi piel se erice con otros estímulos. Es mi hora, ahora. Estudiar, trabajar, leer, escribir, publicar, pensar... llorar y reir. Seguir oyéndote en las noches y pensarte como el más horrible ser del universo (fractales universos). Acariciando cabezas de rizado pelo voy pensando cómo he llegado a esto. Disfruto viendo amaneceres en un coche azul. Fuerte. Suena el teléfono. "Soy yo". Y me dice no sé qué de un correo. ¡Mira un blog! Se enfada y vuelve a embestir contra su propio apellido. Estoy contenta, pero sigo decepcionada. Da igual. Adelante. Fotografío tortugas que me recuerdan a la chica del portátil pequeño, y a mí misma. Pienso en besos olvidados mientras doy otros que olvidaré pronto. Mis labios pronuncian tu nombre mientras se me olvida dormir. En mi soledad pienso en ti, y en ti... y en ti también. Es increíble la capacidad de mi mente para enamorarse a cada segundo (Spinoza, nuevamente... y Beltrán). Capto sensaciones positivas de cada uno de vosotros; y os pienso, sonrío, disfruto y me excito... Pensándolo.

Hacía tiempo que no sentía esto. Vuelve a sonar el teléfono (cronológicamente, en realidad esta llamada está antes que la anterior). "Baja". "No puedo". No bajo y te debo una (otra...). Cuelgo y sonrío mientras hablo... y sigo erizándome leyendo algo sobre llover sobre ti. Lo imagino (otra vez). Y seguramente lo sueño, pero no lo recuerdo... he dormido poco hoy, quizá por pensar en sueños.

El nuevo entorno putrefacto es un entorno ideal para una especie en concreto. Y yo, tan positiva como siempre, aún veo algo en esa especie, y la rubia dice que, en cierta manera, es mi culpa... que no pongo barreras. Es cierto.

Avanza la 5ª... Me estremezco.

Ahora pienso en hormonas. ¡Qué peligro! Parecía que no, pero sigo siendo una persona... de sexo femenino (¿qué más da?; de sexo). Viendo un vídeo sobre artes, silenciándo las propias artes, sólo miro un punto concreto de tu anatomía. Te digo que son preciosos, y te sorprendes. Un poema... Otro poema... Es cierto. Leo otro poema que mis palabras pudieron haber suscitado "subconscientemente", y lo quiero. Es increíble, pero lo quiero... Después de tanto tiempo sin quererlo, lo quiero ahora (el corazón, egipcio, que yo también sé jugar).

Todo es mentira! vuelve a mi cabeza. vuelvo a olvidarlo. Pienso en cuerpos brillantes sobre los que escribí en este mismo papel, hace ya tiempo... Qué bonitos eran. Y él, a mi lado, en su toalla, ni siquiera los vio. Poco compartíamos y menos compartimos ya ahora... Pero sigo agradeciéndole todo lo anterior.

Correr, ducha fresca... Y A POR TODAS... Mundo, allá voy.

lunes, 9 de mayo de 2011

Se me acelera el corazón pensando que veo a alguien que no veo;


-Cinco que le hacen 30 y 50 que le hacen 100. ¡Gracias, hasta luego!


Entre fresas y kiwis pienso en mí... Una conversación a la hora de comer me hace pensar mucho, y sigo pensándolo, ahora entre clientes antipáticos. Intento encontrar una definición. No la encuentro. Es difícil. Es cambiante. Vuelve a mi cabeza Montaigne (lo que está dando de sí aquest bon home). El "yo" cambia... es imposible dar una definición atemporal de él. Relativizo ahora todos mis pensamientos sobre mí. Recuerdo ahora a Spinoza y el debate sobre la responsabilidad. Alguien con dientes ahora relucientes me dice que siempre me he responsabilizado de todo. Recuerdo a la de los ojos negros y miro el horizonte. Siento que mi mirada se pierde entre azules. En mi mente resuena esa palabra: "responsabilidad". Martilleos de culpabilidad acechan mi imaginación. Intento rebatirlos repitiéndome que lo intenté todo, que no es mi responsabilidad. El azul reflejado en mis pupilas se hace líquido y salado, y rueda por mis mejillas sin dejarme decidir sobre él. Fotografío mar y cielo. La brisa seca el azul de mis mejillas y remuevo aquella misma arena que un día formó parte de nuestra vida cohabitada. Ahora pienso en un poema sin título que alguien hizo en el que pensaba que sería el peor momento de su vida. Una pizca de ese momento se alarga, se alarga tanto que deja de ser un momento para pasar a ser una eternidad. Y ahora pienso que es una contradictio in terminis. El recuerdo del poema me lleva al recuerdo de un egipcio que lee y escribe sin parar, dejando parte de su esencia en cada letra, aprehendiendo parte de esencias ajenas de cada una de esas letras. Le explico lo de las tortugas y ríe. Me habla de un libro de recopilaciones de poemas, diciendo que nada es basura, y halaga nuevamente. Me traslado a contarle a un suricato lo de los poemas, y me advierte, y me cuenta que lee tortugas verdes en algún momento; sonrío. Recuerdo e-mails no borrados como recordatorio para responder y vuelvo a sonreir, pensando que quizá todo sirva para algo... y que si no es así, al menos es. Ahora Parménides visita los huecos de mi pensamiento. Veo unas manos pequeñas en fotos casi olvidadas... La miro; tan joven, tan tersa, tan morena y tan perfecta... Las vuelvo a recordar, e intento pensar que no volveré a olvidarlas... Me duele...


Siento orgasmos intelectuales leyendo halagos inexistentes, inventados...


Y sigo enamorándome conceptualmente, compartiendo conceptos con chicas de hoyuelos elegantes, misteriosos... Sigo viendo algo en todo y todo en cada uno, en cada gesto y en cada cosa... Dando gracias a mí misma por no haber caído. Soñando con apartarlo todo, sin caer jamás y encontrando a la Marie de siempre, o a la nueva, en algún rincón de mi piel, de mi espejo y de las caricias que día a día llegan a mí, que cada día hago llegar a los demás...


Sigo agradeciendo sin que nadie sepa muy bien el qué ni a quién... sigo...

domingo, 1 de mayo de 2011

Amor inventado... y verde frito.

Aún puedo olerte en la distancia. Puedo recordar ahora como me mirabas, con esos ojos negros, y como me preguntabas qué tal estaba. Yo contesto, con la mayor confianza que podría expresarte, mirando esos dos puntos negros que sobrevuelan mis sueños cada vez que pienso en ti. Tu pelo caoba, siempre corto, nunca más allá de los hombros, me traía loca. Yo rondaba los 12 años cuando tus palabras hicieron estremecer mi alma. Entre literatura y tinta roja te iba confeccionando, añadiendo cualidades a tu persona, a tu estilo, a tu boca y a tus ojos, idealizándote hasta el máximo, enamorándome de tu persona, o, mejor dicho, de esa persona que yo confeccionaba, que yo imaginaba, que amaba en silencio y en solitario... Que anhelaba. Idealización. Qué bonita palabra, si es dicha por tus labios o escrita por tus manos.

Sin embargo siempre traté de esconderlo. Amistad, agradecimiento, admiración; tres palabras para esconder la realidad. Amor, embelesamiento, sumisión. Imaginaba tu vida junto a la mía, tus palabras en mis oídos, tus manos en mi cintura y tu pelo... tu pelo siempre al viento. Pero no era más que amor, puro, sin más. Sin pasión, sin deseo... Amor. El amor puro que sólo puede sentir un niño, una niña. Un amor basado en tus palabras, en tus consejos, en tu mirada, en el color de tu piel, en el olor de tu cuello y en el brillo de tu siempre adorable sonrisa. Empecé a ver la vida a través de ti, de tu propia mirada.

Sí, idealizaba cada gesto, cada sonrisa, cada hiriente y estremecedora mirada... Y te hacía mía. Tan mía que nunca más pudiste escapar.


Gracias, Momo, Carlota, Julián Carax, Idgie, Ruth, Evelyn, Mary, Haruki, Jordi... y tantos otros.