sábado, 20 de febrero de 2016

Te amo. Definición.

Hace ya algún tiempo que nos conocemos. Al principio todo era tan maravilloso que nos volvimos locos, no pudimos aguantar más de cuatro meses separados y seguiste mi rastro sin pisar mis huellas, rodeándolas con las tuyas. 
Después de la alegría inicial, normal y abrumadora, después de que se nos fuese la luz en Campanet como en Livingston, de ducharnos juntos y mal, de hacer el amor en la cocina y de follar como locos por los rincones, de besarnos la piel del alma y del cuerpo, de ver contrastadas nuestras pieles y enamorarnos, caímos de aquella nube. 
Caímos porque no todo es fácil en esta vida que hemos creado, donde tú no tienes las oportunidades que creíamos tener, ni yo las fuerzas eternas para mantener vivo todo esto, y lo mío. Después de eso, fuimos capaces de perdernos el respeto, de mirarnos como enemigos, algunos de escaparnos y otros de insultarnos, de casi perder la razón sin los motivos suficientes, de no querernos bien, de caer de nuevo, a veces sin poder levantarse. Nos decepcionamos. Tú a mí, yo a ti, y el mundo a los dos. La vida no era fácil y a ratos los pies y las manos nos dolían al intentarlo. Tiramos la toalla algunas veces. La tiraste tú, la recogí yo. La tiré yo, tú la recogiste, la lavaste, la secaste y la doblaste. Me la devolviste como nueva, con una sonrisa en aquella cara que se ha llevado ya mis mejores besos y me ha regalado las mejores maneras de ver el mundo.
Fuiste capaz de entender mi manera de relacionarme, y hasta de compartirla. De dejar que otras pieles toquen la mía con suavidad, y tocarla tú con dureza y cariño. De decir que somos el uno del otro de una manera metafórica, poética y muy sexual. De dejar que sea de otras personas algunos ratos, de ser de otras personas algunos segundos. Fui capaz de entender que la soledad es también amiga tuya, y que cuando la necesitas, yo debo marchar. También de ver que mis palabras no siempre ayudan, aunque a veces son necesarias. De oler la vida desde tus ruedas, de limpiar las lágrimas de la desesperación y besar la mejilla del desencanto. Conseguir que sonrías después de un llanto desesperado por no querer estar más en cama, mi gran logro. Entendiste que sí, que la gente da igual, que no nos importa, pero que son necesarias las voces ajenas para entender las propias, a veces. Entendí que no podía poner diques al mar, que no podía cortar el fuego con papel, que eres mucho más que una persona, que tienes alas, que tienes ruedas, que ruedas, que vuelas y que has decidido que yo sea la que pueda participar de ello. Y yo vuelo también, y voy y vuelvo y sabes que volvemos los dos. Porque tú necesitas espacio, amigos, noches de libre albedrío y alcohol de vez en cuando. Y yo espacio, amigos, noches de libre albedrío y otros amores de vez en cuando. Y lo respetamos, nos equivocamos, nos damos cuenta, pedimos perdón, besamos. 
Y hoy hemos celebrado que estamos y que somos. Y una sonrisa inunda mi mente y mi espalda desde hace ya un rato. Una tarde libre. Una tarde libre que hemos decidido dedicárnosla. Menos mal que lo hemos decidido, porque ha sido la mejor tarde desde hace muchos meses. 
Has sido capaz de borrar de mis ojos el cansancio y dibujar de nuevo el deseo, la piel ardiente, las canciones de Marwan, de Dread Mar I y de Canserbero. Y en mi piel se revuelves de nuevo aquellas tardes en el paraíso sintiendo más que pensando y viviendo más que trabajando. Porque me enamoré de ti allí, y consigues que lo haga de nuevo, aquí. Eres el Tú genial para mi Yo. Eres la persona que me dice: ¿Cómo va con el abuelito Buber? cuando me ves llegar sonriendo y el que sonríe cuando se lo pido. 
Eres increíble, eres una sonrisa sobre ruedas y el sexo más placentero de mi vida. Eres la caricia suave, el sol de otoño, la pasión adolescente, el agua hirviendo y el té de canela. Olor de jazmín en casa, recuerdos de infancia, tú y tus planes de futuro. Que me incluyen y me hacen eterna. Las cosas que los otros me hicieron, son cosas que ya no pasan, que ya no recuerdo, que ya no entorpecen mi vida. Y si vuelven a hacerlo, Prapa, sé que estás ahí para tranquilizar al universo, subirme de nuevo a las nubes y desatar mis alas. Fumemos ahora. Volemos lejos y sonríeme de aquella manera. Hazlo, es fantástico. Ábreme, pero no cierres. Deja que entre la luz, los espacios y las personas. Las tortugas, Estrella, nuestra casa, nuestras margaritas, tu marihuana y mi jazmín. Tus pantalones al lado de los míos, no lo olvides. La cocina humeante de caldo de puchero, puré de verduras, filete de ternera y pescado. Sin que falte el chocolate para Marito, algún vino para Oscarito y pieles en braïlle. 

Te amo. Definición.