lunes, 26 de diciembre de 2011



Reflejos de mí.
Palma, Noviembre 2011.

Ni una sola caricia habrá...

Una voz suave le desgarraba el alma como si del más afilado cuchillo se tratara. Sin embargo, oía la canción que tanto daño le hacía una y otra vez. Constantemente pulsaba el botón que hacía que la canción se repitiese sin cesar, y se estremecía. Sentía que realmente pedía perdón. Tanto él como ella debían hacerlo. La piel de su espalda se erizaba totalmente, haciendo que su cuerpo se estremeciera violentamente. La canción avanzaba de nuevo mientras pensaba en las caricias que jamás tendrían, aquellas caricias que imaginaban constantemente, que soñaban... que perdieron antes de tenerlas.
Si alguna vez preguntaba el por qué, ninguno de ellos sabría la razón; nadie sabría decirlo. Por eso debían pedir perdón, también. Ni una sola palabra más saldría de sus labios, ni un beso al alba despertaría el día y a ellos mismos... Ni una sola caricia habrá, se repetían constantemente el uno al otro, y cada uno a sí mismo, a lo más profundo de su interior, intentando convencerse, recordarse que aquello no podría ser, que nunca había habido posibilidad alguna, aunque ahora pareciera no ser así. Pedían perdón mutuamente sin pronunciar palabra, sin mover sus labios.... Sin pensarlo, tan sólo sintiéndolo. Ninguna caricia que anhelaba se habrá hecho realidad, ninguna de ellas será real jamás. Habían entrado al juego ellos solos, creyendo el uno en el otro y, realmente sin hacerlo, desconfiando de todos los gestos que creían imaginar. Ni una sola palabra más. No más besos al alba. Ni una sola caricia habrá. Esto se acaba aquí, no hay manera ni forma de decir que sí, amor. Vuelve a repetirse el estribillo, vuelve a estremecerse con la voz de la portuguesa, y, consecuentemente, vuelve a recordar su voz, su manera de hablar tan peculiar... Por eso y más, perdóname. La había vuelto loca, sin saber si era correspondida o no, sin saber realmente lo que sentía, tan sólo sabiendo que sentía, y que sentía realmente. Que deseaba, que anhelaba, que bebía los vientos por aquella voz, por aquel timbre, sus palabras, sus gestos... Siento volverte loca, darte el veneno de mi boca... Reía, incansable, sin saber por qué, tan sólo riendo, como tantas otras veces. Pero hoy, triste, imaginando de una forma distinta, creyendo que le bastaría con tenerlo como antes, aunque sólo fuera unas horas cada semana, sintiendo cada vez más a su lado... Se erizaba oyendo, escuchando y volviendo a oír aquella canción que tanto le recordaba a su historia, a su situación y a la otra persona, a aquella que le había "movido el piso", aquella que había hecho tambalearse toda su vida en tres segundos; los tres segundos que duraba aquel destello en su sonrisa...

viernes, 23 de diciembre de 2011

Molts d'anys.

Han pasado muchas cosas en un año. Malas (¿no hay mal que por bien no venga?) y buenas. Parece que el mundo se había parado, y que yo ya no era más yo, y de repente, en este 2011, llegan personas, sensaciones, gestos, enamoramientos, orientaciones sexuales, motivaciones y mil cosas más nuevas... De repente me veo involucrada en aquél mundo que alguna vez quise crear, sintiendo día a día que soy yo, viviendo poquito a poquito, saboreando cada instante de dulzura, cada ápice de color, cada diminuto detalle de la vida... Buscando la felicidad en cada rincón de la vida, en cada cajón olvidado y, así, siendo feliz y buscándolo (la finalidad del querer ser feliz es ser feliz, siéndolo, sin que acabe nunca... [Aristóteles...]).
Ha cambiado mucho nuestra manera de vivir la Navidad. Hemos pasado de vivirla en familia jerezana, siendo primos pequeñajos jugando al 'escondé', comiendo turrones de chocolate a escondidas, corriendo para que papá Andrés no nos moje de champán, a vivirla tan sólo tres o cuatro personas a lo sumo, en una tierra extraña que se nos hace casi más familiar que la propia, recordando aquella familia numerosa y, en cierta medida, echándola de menos... También hemos pasado de vivirla en pareja, besando a cada instante una piel perfecta, apoyándose en aquella persona cada vez que las lágrimas brotaban, a vivir sola todo lo que venga, besando todas aquellas pieles que nos apetece (y no nos censuramos por ello), sin que broten lágrimas en público, para que nadie tenga que apoyarnos en nada.

Después de todo, no hay mal que por bien no venga, y todo lo que he vivido, todo lo que ha cambiado y lo que no, me ha conformado como persona. Todo esto, todo aquello, todo lo vivido y lo que me queda por vivir no sirve para otra cosa que para conformar mi vida, para elaborar mi forma de ser... Para crearme a mí. Como diría Ortega; yo soy yo y mis circunstancias; sin todo lo que ha pasado, sin todo lo que he vivido, sin mi historia, yo no sería yo. Precisamente por este motivo, Marie, o Mary, o María del Carmen, o como queráis llamarla, hoy no puede más que reconocer que es un cúmulo de sensaciones, de personas, de miradas, de letras, de palabras, de escritos... Que no es más que un cruce ecléctico de millones de moléculas, de teorías y de prácticas, de gestos, de sentimientos... Y debe agradecerlo. Es difícil hacerlo, pues para ello debería mencionar a tanta y tanta gente... A tantos que me han enseñado algo, que me han hecho erizar la piel, que me han hecho reír o llorar... Es casi imposible. Lo único que podría llegar a hacer (y de hecho es la finalidad de este escrito) es nombrar, agradecer a las personas que últimamente llenan más su vida, su mente, su corazón, sin que ello quiera decir que sean las más importantes para ella. Pues todos y cada uno de vosotros ha llenado un huequito de mi vida, antes o después... Pues por todos vosotros, por los que aparecéis y por los que no...
Mamá. Porque sin ti nada de mí sería tal cual es. Debo agradecerte la vida y, sin embargo, no es lo más importante que debería agradecerte. Has estado ahí hasta cuando menos lo merecía y, sabiendo que soy una de esas hijas difíciles de llevar en algunos sentidos, no puedo dejar de pedirte perdón por todos los lloros que te he causado; por aquél año que a la niña aplicada se le fue la cabeza, lo suspendió todo y se echó un novio once años más mayor que ella... Por haber sido una inconsciente en una sola ocasión, pero una de las más importantes. Por todo eso... por mucho más, por todo, realmente... Perdóname, gracias.
Hermano de placa. Hemos perdido la cuenta de cuántos años llevamos juntos, tal vez. Hemos perdido la cuenta de cuántas veces nos hemos enfadado y vuelto a reconciliar. Ni siquiera hemos contado nunca los abrazos profundos que nos hemos dado desde el primer día... Cada vez que te felicito por algo no puedo más que desear volver a estar ahí cada vez que haya que felicitarte. Porque hoy, después de tanto tiempo, aún tengo que llamarte cada vez que algo me pasa... y porque buscamos hueco para quedar, aunque nunca lo encontremos, a pesar de todo.
África. Nunca me había planteado tantas cuestiones éticas, religiosas... Realmente no había prestado demasiada atención a aquella gente que intentaba explicarme devociones y demás cosas que yo creía sugestionadas. Pero contigo, aunque mis creencias no hayan cambiado del todo, todo ha sido diferente. Porque me basta con ver cómo te enamoras cada vez que me hablas de ello, cómo se te ilumina la cara explicándome tus cosas (porque, aunque tú no lo creas, todo eso no es más que tuyo). Simplemente eres una de las personas más amorosas que he conocido nunca, y eso, querida África, te hace especial.
Ultranivelado. Sobran las palabras. Creo que basta con una de las sonrisas que ahora ya no puedes ver más que en fotos (cuando tú quieras, claro). Sobran las palabras, pero si tuviera que decir por qué estás en esta lista moñas/cursi/nostálgico-navideña sería porque eres el hombre más... más... más hombre, realmente, que he visto en mi vida. No hace ni un año que te vi por primera vez, y ahora no puedo dejar de verte por los rincones de mi vida. Debo agradecerte a ti, que realmente no tienes una etiqueta "normal" (ahora entramos en cuestiones filosóficas sobre la normalidad) en mi vida, tantas cosas, y realmente ninguna, ya que no has hecho nada... al menos no conscientemente. Y, perdón, sobretodo, porque yo solita he creado algo que no conviene a ninguno de los dos, y que ahora parece difícil de frenar... Cosas de la vida...
Ojos verdes. Eterno sustituto, en mi corazón, de todas aquellas personas que causan mínimas sensaciones. Una explosión de gestos, de miradas y de abrazos de agua que siempre queda reflejada, de uno u otro modo, en mí, en mis cosas... En este mundo. Un abrazo tuyo basta para pensar que quizá yo sea algo más de lo que creo. Eterna pasión, emoción por la vida. Tan tú, tan verde, tan a otro nivel y, a la vez, tan próximo.



y a todos, todos los demás... a cada uno de vosotros, que no me cabéis aquí, pero sí dentro de mí, en cada poro de mi piel...
Felices fiestas, per molts d'anys.

martes, 13 de diciembre de 2011

Olores y suspiros.

Llevo ángel encima, y me recuerda a aquella manera tan andaluza de hablar (Qué áhe' tiene'!). Llega, nos mira, hace un gesto con el brazo y nos pregunta si nos miramos "lo guapas que estamos". Le miro y recuerdo, por un sólo instante, por qué estuve mil veces embelesada por sus gestos, por sus ojos. Le abrazo torpemente, sin esperarle, sonriendo como si no hubiera mañana. Cojo mis bártulos y me posiciono a su lado, en la última de las filas habitadas. No sé qué dice de que no hace falta que me siente con él. No es que haga falta, querido profe, es que me alegras el día. Es simplemente que siento tu respiración (porque respiras, como todo ser vivo), que me giro a la derecha y te veo ahí, cogiendo apuntes, a mi lado, como si la barrera hubiese desaparecido, como si ahora tú y yo fuésemos iguales, sin ver tu emoción al explicar, pero viendo tu sonrisa al emocionarte con algo que ves precioso. Es simplemente que de vez en cuando echas una miradita a mis apuntes, y yo a los tuyos, y dibujo corazones que vienen de parte de otra de las nuestras, y sonríes. Sonríes como aquellas veces que sonreías cantando perdoooona, y me pides "bloggitos" y poemas. A veces parece que la situación cambió, que desapareció, más bien, aquella situación en la que yo me enamoraba conceptualmente de ti todos los días, en la que parpadeaba y, como por arte de magia, había pasado una hora mirándote, examinando tus gestos, tus ojos... estudiando filosofía. Y mi sensación, sin embargo, no es de pérdida, sino de ganancia; no he perdido al profesor, he ganado al compañero. No perdí al inspirador de textos; he ganado un lector (e inspirador, como podéis ver) de ellos. No perdí a alguien que estaba a un nivel superior, sino que gané a un igual. Tampoco he perdido aquel brillo en sus ojos, sino que puedo recordarlo, ganando, además, el brillo que deja la amistad. Tal vez esté diciendo demasiado y él no lo considere amistad, pero yo, aquella niña que vestía de colorines y que se enamoraba de su emoción al explicar Kant, te siento como algo más que un exprofesor/compañero de metafísica. Hoy, además, la metafísica es más especial de lo que ya era porque tú estás a mi lado, porque me das la oportunidad de compartir contigo anotaciones en "puntos de libros" inventados, corazones dibujados y redibujados en apuntes... Frases de Margarit para recordar siempre y "tiempos inexistentes" que aún me hacen escribir tu nombre al margen de una cita aristotélica, o de un fragmento de Hermann Hesse. Tu nombre... Tu apodo... Aquel nombre que me hizo tanta gracia al principio, y que hoy, sin más, define algo tan importante, tan mío... Que forma parte de todo esto, de mi admiración, de mi amor, de mi amistad, de mi confianza (casi) ciega, de mis ojos achicándose al verte -como diría África-, de mí...
Quizá, tal vez... Siempre todavía, los abrazos, los perdooona y tus ojos verdes no acaben nunca... Y yo, siempre yo (aunque la de antes y la de ahora quizá tengan muy poco en común) pueda seguir disfrutando de cada uno de estos destellos, de estos ápices de felicidad con los que alegras la vida a los que te rodean.
Tal vez haya aprendido a quererte, de un modo especial, como quien quiere a un padre, a un hermano, a un ídolo de su juventud... o tal vez, simplemente haya aprendido a quererte a ti.

Y, por siempre (siempre todavía), Gracias, con besos de melocotón, abrazos de agua, de tortugas, de razones de vivir, de eternos sustitutos y de eternas alumnas enamoradas conceptualmente.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Οὐσία aristotélica.

Οὐσία aristotélica.
Inca, Mallorca. Diciembre 2011.
Nita.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Hasta otra vida, grandullón.

1.- Fue extraño preguntar algo que no quería saber y fue difícil escuchar el "sí" de la respuesta. Todo era (y es) físico, pero era, y el ser es, y no es no ser. Cómico, divertido y alegre, pero real. Mis comentarios eran indirectas tiradas con flechas envenenadas; quería saber de ti, poco a poco, investigando si sólo me seguías la corriente porque te hacía gracia, porque había algo (aunque realmente no fuese nada), por reírte de mí o simplemente porque eres así, tal cual, sin ningún tipo de problema.
Aún hoy no lo he descubierto, y ni siquiera hemos terminado aún, por mucho que tú respondieses no, ya acabamos a mi ya empezamos. Escribí sobre ti en innumerables (qué exagerados estos andaluces) ocasiones; sexo, amistad, admiración personal y profesional, amor conceptual... Y soy (somos) conscientes de que lo leías, lo comentabas y lo pensabas de vez en cuando.
Claro que también soy consciente de que si mi inseguridad no me hubiese parado quizá me habría llevado un buen golpe... y tú también. Pero, aunque haya estado a punto de explotar por mis más hondos instintos (Platón, lo siento, pero a veces mi alma concupiscible puede dominarme) y haya tenido que oír cómo contestas a mis absurdas preguntas, lo he disfrutado mucho. Y mucho es decir poco, en esta ocasión, ya que he disfrutado cada broma, cada indirecta, cada mirada pícara y cada mirada desenfadada, cada sonrisa ancha y cada una de las mías, cada contacto físico, por minúsculo que fuese, cada escrito que suscitaste y cada comentario sobre ellos... y sobre lo que fuese. Y no puedo más que dar las gracias por mostrarme mi resurrección e intentar hacerme ver más de lo que soy... Y, sobretodo, gracias por ser tú, tan natural, tan sencillo, tan limpio y tan auténtico. Ya se lo contaré a mis nietos.

2.- Gracias... y no pude más que dar las gracias mientras escribía sobre ti, ensimismada, embelesada y también aturdida, despistada y mareada con todo esto. Más de una vez, en tus bromas que no son bromas, has comentado que yo era un cúmulo de sensaciones que no podía controlar, y que me hacían ser como soy. Yo asentía y reía preguntando cómo era posible que supieras eso si no me conocías de nada.
Eres un libro abierto, pezqueñina, contestaste. Dijiste que la gente mira a las demás personas como si fueran objetos, como si no hubiese nada que leer en ellas, y tú no. ¿Y todo lo que se podría leer de ti? Yo no sé cómo eres, ni lo que piensas ni lo que sientes; no eres un libro abierto para mí (más bien eres un libro bien cerradito al que siempre intento abrir, pero sólo he podido llegar a vislumbrar los primeros capítulos). Pero sí sé lo que produces en mí, y es que no puedo evitar sonreír al verte trabajar desde atrás, al verte sonreír (o no) como conmigo, al verte mirarme a través del mini-retrovisor, al ver esos ojos reflejados indirectamente en los míos. No puedo evitar sonreír y sonrojarme cuando me miras de aquella manera (o me imagino que lo haces), cuando, sin razón aparente, empiezas a reírte de aquella sonora manera, y me ríes las gracias y me hablas como tú hablas. No es nada especial para ti, tampoco lo es para las demás (aquellas con quienes me comparas y me matas), pero para la pezqueñina es todo un mundo; utópico, maravilloso, alegre, de risas y emoción... Dentro de mí.
Porque además ahora da igual tu anillo, tu amor por ella y tu indiferencia hacia mí, porque realmente a mí (A MÍ) todo me es indiferente. Porque todo lo que tú inspiras, todo el cúmulo de sensaciones que tú mismo eres en mí... Todo eso y más es mío y sólo mío, idealizado, amado y apropiado como uno más de aquellos amores platónicos que hoy sé que no es necesario cumplir (como un sueño) para disfrutarlos, y que a veces incluso se disfrutan más sin vivirlos, tan sólo imaginándolos, soñándolos, escribiéndolos y, sobretodo, sintiéndolos en la piel, día tras día erizada a tu lado, y mostrártelo a ti (o no), pues, aunque involuntaria e inconscientemente, todo esto lo has creado tú; todo esto es (y será siempre) tuyo, mío... nuestro.

3.- "He de confesarte, Harry, que me has defraudado un poco [...] Has ensuciado nuestro bonito mundo alegórico con manchas de realidad" [El lobo estepario, H. Hesse]
Sí, he sido yo. Yo he creado (con un poco de ayuda; de estímulo) el mundo alegórico, perfecto, nuestro, secreto, como un lazo que nos uniría. Y también lo he destruído, pasando de imaginar a desear, de conjeturar a preguntar, de imaginar y escribir (publicándolo, dejándotelo ver o no), a imaginar anhelando, deseando, necesitando, quizá.
Quizá podemos estar orgullosos de lo vivido, quizá podemos reír por haber reído juntos, quizá también podamos sentirnos bien por el mero hecho de habernos sonreído desde el primer día hasta el último.., pero también quizá pueda sentirme mal por lo imaginado y no vivido, quizá pueda hacer una mueca de tristeza por los casi inexistentes "berrinches" (de niña caprichosa), quizá pueda sentirme mal porque desde el primer día hasta el último, sólo he visto sonrisas.
No... tal vez esté volviendo a hacer lo mismo y no estoy más que manchando nuestro pequeño, magnífico e irreal mundo (que seguramente de real no tenga ni el nuestro).
Sí, después de tantos escritos sobre ti en los que siempre destacaba lo bueno que me has hecho sentir, hoy, irremediablemente pienso que quizá no haya sido todo tan bueno, porque a mitad de camino tal vez mi cabecita (y mi corazón?) confundieran realidad con fantasía, cariño con amor, sonrisas con sexo, tu boca con mi historia. Aunque cierto es también que no tengo por qué martirizarme más; inventado, bonito, plaacentero y con un atisbo de realidad, con un elemento real (el mejor de todos) sin el cual nada podría haber sido, ni verdad ni mentira, ni vivido ni inventado... TÚ.
Gracias, y lo siento... porque ni yo tengo derecho, ni tú tienes deber. Pero gracias, sinceramente.


Marie Histérica Problema.

Hoy he podido desvelar un ápice de todo aquello que quería esconder en mi cuaderno... Hoy, está aquí, para ti.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Asfixia



Tiembla, dormida sin aire. La última sonrisa se desdibuja ya de su cara, ya no ve, ya no siente, ya no huele el viento ni deja su mente al aire imaginando abrazos. Ya no queda nadie a su lado; está exiliada del mundo, de este mundo. Ya no existe. Aunque la materia sigue ahí, inerte, temblando, ella ya no existe. Su esencia ya se esfumó, y con ella su forma. Realmente tenía razón cuando se esforzaba en explicar que su cuerpo no era ella, que formaba parte de ella, sí, pero que era algo más que todo eso. Que lo que hacía que ella fuese ella, que fuese así no era el cuerpo... De hecho siempre se quejó de que su esencia, su alma estuviese "atrapada" (Platón) en ese tipo de materia. No, a ella no le gustaba su cárcel material; quizá hubiese preferido otra forma material, otro cuerpo, otra cara... otra ella material. Suerte que pudo haber vivido todo aquello, que pudo reflexionar sobre su forma material, sobre su cuerpo y sobre su mente, siendo así formada filosóficamente, leyendo y leyendo, disfrutando de cada una de las letras, de cada una de las sílabas, y de cada una de las entonaciones. Ahora ya es tarde. Ahora ella ya no recuerda nada, no vive nada, no siente nada y no se enamora de nada, y, por tanto, no muestra nada. Hoy, sólo su cuerpo tiembla, y el temblor no es más que una característica residual del miedo que ella, totalmente ella, la suma de su cuerpo y su mente, sintió durante toda su vida. Pero ahora del miedo sólo queda el temblor, de la risa sólo quedan los labios, de la mirada sólo quedan los ojos, y del sentimiento sólo queda el cuerpo. Porque ella amaba con todo el cuerpo; con su cerebro, con su corazón, con sus manos, con sus labios y con sus ojos... Y hoy ya no sabe amar. Ni amar ni que la amen, ni responder ni preguntar. Hoy ella ya no es, aunque tiemble; hoy ya no es nada...
Poco falta para que se vaya el temblor, y con él la materia, poco a poco, descomponiéndose y mostrando cada vez menos su imagen, su reflejo, su cara, su piel, su ella material, que realmente no era más que un espejo de su ella formal, de su ella puro.



Nadie.

viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Elegir?

El eco de su voz, el destello de su sonrisa y el brillo de sus ojos... No quiero más, pero tampoco quiero menos.
No tengo nada, quizá ni siquiera necesite nada, pero algunos días la música suena y hace que te muerdas los labios recordando besos, o simplemente imaginándolos o creándolos. Esos días tiras monedas a alguna fuente creyendo (o no, realmente) que tus deseos se van a cumplir, y pides ese deseo que parece tan sumamente importante en ese instante, pero que realmente no lo es.
Mientras tanto, la vida va pasando sin siquiera mostrarlo; no te das cuenta y ya hace un mes, o tres años, o casi once meses, sin ser consciente de ello.
Madruga tu corazón para enamorarse minuto a minuto de todo ello, y por la noche se siente cansado, exhausto, pero feliz por haber amado tanto. Y tú, mojado en mí, en mis sueños, en mi mente pero quizá también en mi realidad (aunque no seamos conscientes de ello), bordas de corales mi cintura, y sacias tu locura en mí, incrédula, en una noche para unirnos hasta el fin.
Mi cintura y mi cadera siguen el ritmo de aquella canción que me hizo morder los labios, y ahora estoy al lado de alguno de aquellos que gustan de bailar conmigo, aunque yo se lo niegue en principio; creo oír que me habla, pero no sé qué dice, y sonrío, bailo y me enamoro de cada paso, de cada nota, pienso en el lobo estepario, creo que ésto es lo que debió sentir él la primera vez que bailó con Armanda. Sigo bailando y olvido a Harry y a Armanda; suena aquella canción que tantas veces le dediqué, no puedo evitar sonreír, de medio lado, cantar y bailarla recordando de dónde provengo, lo que en algún momento fui.
Además esta canción también me recuerda a ojos de cielo, porque me dio uno de los besos más dulces y estremecedores de mi vida... También recuerdo oyéndola a ultranivelado por todas las veces que le imaginé besándome, acariciando mi cintura. Mi cintura, aquella zona que hacía las veces de orilla para mi melena rizada en aquellos tiempos, aquella zona que tú acariciaste desde el primer día que me viste, con mis rizos rozando levemente tu varonil mano.
Tal vez sus palabras reales tengan razón y no sea más que una niña caprichosa a la que la vida "no le ha dado suficientes golpes" y ve todo de color de rosa. Puede ser, sí, que sus palabras también tengan razón en mis sueños, pensamientos y creaciones y no vuelva a vivir sin su voz.

Y, si lo que me pide el cuerpo es no decidirme, vivir por inercia y seguir sintiendo todo lo que siento por cada uno de ellos, independientemente de ellos mismos, de sus estados civiles, emocionales y hasta de sus propias mentes y cuerpos? Mi amor nunca ha dependido de nada más que de mí misma; quizá por eso sea tan puro. Os amo. A todos y a cada uno de vosotros y vosotras; a ti, por lo que fuiste en mi pasado, porque fuiste el primero y porque jamás amé a nadie como a ti, porque me enseñaste lo que es la vida, lo bueno y también lo malo, el dolor y el placer, el agua y la sangre, la vida y también la muerte. Te amaré siempre. A mi rubio porque siempre ha estado ahí, aunque lejos. Por sus ojos, sus manos (aquellas manos) y por su pelo rizado, sus besos y su corazón, capaz de amar a pesar de haber sufrido tanto. A ultranivelado porque sabe divertirme como nadie, porque no me miente, porque no es nada para mí y sin embargo lo tengo ahí, en mente, imaginando... Por su risa, por sus ojos arco iris, por sus motes, por su acento y por sus manos rudas. Al moreno porque es un amigo en potencia, y a la vez me da y me quita lo que quiero, lo que no quiero y lo que hace que quiera. Por sus ojos negros, su barba frondosa y sus suaves, lisas, amantes manos en potencia. A Filobi, por su risa, sus ojos profundos y sus palabras filosóficas y sinceras, por sus bicicletas, su ayuda desinteresada y su sonrisa por los pasillos...
Y a tantos, tantos otros y otras... que no son nada, y lo son todo.




domingo, 13 de noviembre de 2011

T'estim, cel.

Avui... Avui t'estim més que mai. Avui he pensat amb tu en aixecar-me, he encés l'aparell, he llegit els teus missatges, escoltat la teva música, vist la teva foto i, consegüentment, m'he enamorat.
Avui, en classe de filosofia de la ciència he escrit el teu nom, sense adonar-me, als meus apunts, al costat de les lletrs "JM=GC" (altres lletres que signifiquen tant).
Avui he dinat defora, sola, mirant el cel tan blau com els teus ulls, que em miraren d'aquella manera mentres jo reia empagaïda.
He pensat avui amb els teus cabells rossos, arrissats, despentinats i amb una graciosa asimetria al final (la colita).
Avui, a més, he pensat en ta mare, que ahir em deia que tu, amb 16 anys vares dir-li que, si qualque dia formaves una família, volies formar-la amb aquella al·lota de la teva infantesa. Avui, he somrigut pensant en el teu somriure aquell matí, quan despertaves als meus braços, tu i els teus ulls de cel. Avui el cel, els núvols, el sol, el fred i jo mateixa m'ha parlat de tu, com ahir ho feia ta mare, i m'han dit que ets genial, meravellòs i increïble i jo...
Jo avui he somrigut, m'he mirat al mirall i m'he dit: enhorabona, ulls de bosc; ulls de cel mai no va marxar de la teva ment, i ara saps que tu tampoc de la seva... Per ell, sempre has estat... Important?

jueves, 3 de noviembre de 2011

Opresión masculina

Cuando alguien ha estado toda la vida recibiendo insultos, uno más no debería importarle. Sin embargo, hay ciertas personas (quizá más sensibles o quizá más idiotas) a las que les pasa lo contrario. De la misma manera que el alumno de verano se traumatizó con una amenaza porque jamás le habían "dedicado" una, la profesora de verano se traumatiza cada vez que oye alguno de esos insultos. A veces pensó que se traumatizaba muy fácilmente, y seguramente tenga razón. Aunque quizá el factor ansiedad, el no sentirse parte de nada y el "ni siquiera sé lo que siento" también hayan influído. Cuando alguien durante toda su vida se ha odiado a sí misma, intentando siempre alegrar a los demás para así poder 'purgar' el 'pecado' de haber nacido, un desprecio, por pequeño que sea, siempre significa mucho.
Cuando, además sus intentos por hacer feliz, por alegrar a la gente siempre se ven truncados por personas que intentan -consciente o inconscientemente- fastidiarle la vida, estos desprecios se convierten en algo más que algo negativamente significativo.
y, si además le añadimos a ella sus problemas sexuales y al lenguaje empleado en los insultos su contenido sexual, se convierte en el recuerdo de todos sus traumas. Quizá no es justificable, pero sí comprensible que la profesora de verano haya respondido de la misma manera, y que haya corrido a refugiarse en sus propias lágrimas.
Tal vez hoy era el día decisivo: se había enfadado, contestado mal (hechos que a aquellas que la apodaban Ned Flanders habría entusiasmado), había roto las barreras entre ella y un 'insultador' y, en ese sentido, agresor masculino. Hoy, además, había marchado de allí completamente sola, temiendo y segura a la vez, sin más compañía que el miedo, el valor y sus lágrimas.
Quizá, de la misma manera que Filobi atribuía al temblor cierto matiz positivo, hoy el haberse rebajado a él insultándolo de tal modo también lo tenía.
Lo siento, yo no soy así, decía una y otra vez a los espectadores de tan desagradable show. Intenaba justificarse, y no sólo frente a ellos. Intentaba justificarse ante ella misma, ante la profesora risueña, consentidora y estoica (en el sentido actual). Intentaba explicarse a sí misma por qué había hecho eso que tanto odiaba, por qué había llorando sintiéndose tan mal, a partes iguales por el insulto recibido y el insultado.
Aún así, sin saber quién es ni qué no por qué hace lo que hace, hoy, ahora, ella revive, resurge (otra vez) de sus traumáticas cenizas para mostrar al mundo que ahora que ha conseguido rebelarse, nada ni nadie podrá impedir que sea ella...
Entre Ned Flanders y personajes más malvados y divertidos, que siga siendo ella.
con miedos y esperanzas,
intentando liberarse.



















Vida.
Madrid, Agosto 2011. (jardín Botánico)
(Versus y Mary)

lunes, 31 de octubre de 2011

Intentémoslo una vez más.

Un día te levantas y resulta que quieres olvidarlo todo de un plumazo. Ese mismo día aparece algo que te recuerda cada ápice de dolor, cada momento de desfallecimiento, cada milímetro de su piel, y sucumbes. Habláis, recordáis, maldecís, os miráis, os veis... y quizá os enamoráis. Ese día, el día que decides olvidarlo todo de un plumazo, resulta que lo has recordado todo más que nunca. Que no has parado de llorar durante unas cuantas horas, como antes, que has sonreído al ver su sonrisa, como antes, que le has mandado un beso, como antes, que le has adorado, como antes, que has pensado en sus besos, como antes... que casi te mueres por él, como antes.
Pero, llorando, bajas de la nube y piensas que no hay nada más ingenuo que intentar borrar todo el daño, sabiendo que aún te duele. Y vuelves a querer olvidarlo todo de un plumazo, pero hoy, el día que querías olvidarlo todo de un plumazo has vuelto a abrir mínimamente aquella puerta que cerraste de un golpe, y ahora ya no sabes escapar. Ahora vuelves a sentirte culpable, a sentir que las has pifiado, a decidir que quieres empezar a olvidar (otra vez). Hoy, sientes que no lo has hecho bien, ni cerrando la puerta ni volviéndola a abrir... Y te sientes culpable; por su dolor, y por el tuyo.
Viene a tu cabeza palabras del hermano de placa, aquello de ser más egoísta, y piensas que durante todo este tiempo lo has intentado, y no había ido tan mal, hasta que te has dado cuenta que no hacías más que evitar el problema; y lo has enfrentado. Y te has venido abajo...
Pero, siempre... "es mejor perderse que nunca embarcar"

Lo intenta, lo intento... y la vida te espera, me espera. Por separado, pero nos espera.

sábado, 22 de octubre de 2011

Una pincelada, una nota, un suspiro, una sonrisa, una mirada, un acorde, un verso, un beso, una caricia, un juego, un mordisco, una llama, un sueño, un pensamiento, un deseo, un abrazo, un orgasmo, un gesto, una palabra, un susurro, una carta, un e-mail, un paisaje, un encuentro, unos ojos, unas fotos...
un amor.

Love is a losing game (A. Winehouse).

viernes, 21 de octubre de 2011

Amores platónicos

Nunca supe muy bien si eso de los amores platónicos se llamaba así por nuestro querido Platón. Sí, probablemente sí, platónico en el sentido del "mundo de las ideas", en el sentido en que, aunque Platón promulgara que es posible llegar a ellas, realmente no están aquí, a nuestro inmediato alcance.
Siempre fui una niña muy enamoradiza platónicamente; profesores y profesoras magníficos, compañeros, amigos... Todos (o muchos de ellos) eran idealizados por la paranoica mente de Marie, y todos eran amados, si bien no en sentido convencional, sí en el sentido platónicamente posible.
Y, si realmente un amor platónico es un amor utópico, irreal, imposible, ¿qué se hace cuando se vuelve real, o cuando se cree que puede ser así? ¿Se cambia el nombre y listo? Mas aún, ¿se borra el "platónico" y se deja el "amor"?
Es cierto que si un amor deja de ser platónico pierde un poco de emoción, del sentimiento primigenio que con él había nacido, pero ¿se acaba el amor por el hecho de acabarse el platónico?
No soy consciente de si esto es algo propio o general, pero cuando un amor es platónico tiendo a idealizarlo, a ponerlo a otro nivel, a ponerlo siempre por encima de mí (Ultranivelado), y quizá cuando oyes a uno de los amores platónicos más importantes de tu vida decir que está de ti, ese nivel baja notablemente.
Qué tontería, cuando deberías sentirte feliz porque uno de los primeros amores platónicos de tu vida deja de ser platónico, te pones a pensar estas cosas. Pero no! No deja de ser especial por ello, no deja de ser precioso, guapísimo y por encima de mí, pero ahora... Ahora simplemente puedo llamarlo amor platónico cumplido, como si de un sueño se tratase.
Y... ¿qué hay más especial que un sueño cumplido?


¡Sonríe!

Él dormía y ella acariciaba la inexistente línea que ella misma creaba. su piel resplandecía, ella se enamoraba a cada minuto y él se estremecía en sueños. Un beso en el hueco de su mandíbula, y vuelve a estremecerse. Acaricia su nuca, su pelo, sus orejas y su nariz, y poco a poco se despierta.
-Buenos días.
Sonríe. Desde ayer (desde aquel magnífico momento en el que su virilidad explotó), cada vez que la miraba se le escapaba aquella tímida sonrisa. Todos se habían dado cuenta, incluso ella. Los demás habían reído de verlos tan contentos y felices, y, a ella, tan ruborizada y risueña. Pero esta mañana él despierta, sonríe... y, sin dejar de sonreír, muestra su tristeza. Muestra su tristeza con una mueca de sus labios, con un resplandor en sus ojos, con un beso húmedo, y con una de esas caricias suaves que ella ya echa de menos. Está feliz. Sólo quería un beso y lo ha tenido, acompañado de caricias, susurros, tequieros, abrazos, mordiscos, suspiros y más besos. La vida es bella, le repite una y otra vez aquél loco personaje de Crackòvia... Y hoy, él está de acuerdo...
Pero hoy, cuando está feliz, cuando ha sido capaz de beber la esencia de ella, ha podido mirarla a los ojos para decirle que la ama, ha recibido caricias y mimos durante toda una noche.. hoy, cuando va a estallar de felicidad, tiene que marchar.

domingo, 16 de octubre de 2011

7 años.

Habían pasado siete años desde que te vi por última vez. Estamos en Inca esta noche. No me lo podía creer. Habíamos hablado muchas veces de que ibas a venir, de que nos íbamos a volver a ver algún día, pero realmente nunca lo creí, quizá... A las 18.55h salgo de mi casa, temblorosa, nerviosa, histérica (mi primer apellido) por verte, por no saber cómo reaccionar, por no ver en tu cara todo lo que tenía que ver. Te veo llegar de lejos con tu hermana, rubios los dos. Pero no te estoy mirando. No soy capaz de hacerlo. Miro a tu hermana, sonrío, pletórica. Le doy dos besos, y, por fin.... Te miro.
¡Hola! Siento cómo tus azules ojos se clavan en mí, y nos saludamos. Vamos a tomar algo y, a partir de ahí... Un loop sin sentido, pero realmente maravilloso se abre ante nosotros. Nos miramos, sonreímos, nos ruborizamos y volvemos a sonreír. A nuestro alrededor ríen, susurran sobre nosotros que "estamos hechos el uno para el otro", y yo no lo veo, y tú me lo explicas. Usas tres idiomas para explicarme lo que sientes por mí, y yo me enamoro de tus ojos, de tus palabras... de tu mano en el cuello, de tus nervios, de tu verdad... de mi imaginación y de mi amor platónico. Amor platónico. 12 años. Era un niño. Y yo una niña... y te adoraba.

Y vuelves ahora, besándome, acariciándome con una terrible ternura, diciéndome que no puedes estar sin mí, pero sin haber estado nunca. Y es triste, maravilloso e incierto, pero verdad. Porque hay más tiempo, pero el espacio no es compartido. Porque tenemos toda la vida por delante, pero es tan triste que la distancia haga su trabajo... Soy realista, dices, y te molestas. Pero qué más da, querido Rubio que yo sea realista o no lo sea?
"Lo que será, será... y lo que será, será para siempre".


Te voy a echar de menos, porque me acostumbré a ti, porque añoraba tus ojos y porque no sabía que fueras tan mío, porque te cuesta sonreír, pero a mi lado lo haces siempre, porque me das la mano intentando ayudarme cuando en realidad el que necesita ayuda eres tú. Porque has superado tantas cosas que parece increíble que sepas amar tanto. Porque sigues siendo tú, aquel niño al que yo defendía de Mari1, aquel que se fue sin decir nada (ahora entiendo por qué), el que venía a casa a jugar a la play1 y el que me hacía enfadar si se cortaba el pelo.... Tú. El mío... pero no sabía que estabas ahí.
Gracias, Nevado.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Abril 2011.

Y aquél poeta que, mientras poseía sexualmente a su pareja, mientras era acariciado, pensaba en el modo en que podría ser expresado, tan personal como fascinantemente, en un papel, para recordarlo siempre.

10.04.2011

Acaricio tu pelo y siento tus latidos, y tus escalofríos espasmódicos. Me pides que te acaricie la espalda, y lo hago, sintiendo como tu piel se eriza sobre la mía. Después de resoplar un par de veces, me dices que ha llegado mi momento, y me subes la camiseta para acariciarme esa leve curva que lleva desde mi cuello hasta el final de mi columna vertebral. Me acaricias suavemente con la yema de los dedos y me pides permiso para desabrocharme el sujetador. Lo haces. Te digo que tengas cuidado, pues me conozco y mi sexualidad está muy cerca de esa zona. Medio jugando, medio atraído posas tus labios sobre mi espalda, y tu mano derecha acaricia mis costillas por debajo de mi ropa. Te dije que parases, pero no me hiciste caso, y yo me dejé llevar. Noté tu cálido aliento en mi oído y me giré, con tu mano aún rodeándome la espalda, en mi cintura. Me besaste. Y fue el primero de muchos. Nos besábamos como si no hubiese mañana y yo, ahora poseída por el deseo, acariciaba tu espalda furtivamente, mientras tú buscabas un hueco entre mis piernas. Aún vestidos, me acariciabas todas las partes de mi cuerpo que yo te dejaba acariciar, y, poco a poco, me ibas erizando la piel, a la vez que ibas acercándote más y más a mi sexo. Introdujiste tu mano en mi pantalón, vibrante, y buscaste hasta que encontraste mis gemidos, mis temblores placenteros y mis “Manu…”. Tu boca rodaba por todo mi cuerpo y me desnudaste. Me subiste un poco más en el sillón de tu coche y empezaste a lamer mi sexo como si te fuese la vida en ello. Introducías tus dedos en mi vagina, que los recibía placentera, mientras yo, dubitativa, escandalizada, no paraba de sentir orgasmos y de emitir sonidos rítmicos que parecían desconcertarte, pero seguías. Te desnudaste completamente y me abriste las piernas. Te pregunté si tenías preservativos y agachaste la cabeza en señal de derrota. “Joder…”, “te lo dije”. Me pides que no te deje así y, cuando pienso que vas a parar de torturarme tan placenteramente, para que yo “no te deje así, haga algo”, te introduces totalmente dentro de mí, mientras te digo que pares, y tú, dándome cada vez más fuerte y haciéndome gritar, me dices: “¿de verdad quieres que pare?”. Y ni siquiera sé contestar… Sigo sintiendo tanto placer y te araño la espalda mientras te muerdo el brazo. Sales.

Te veo respirar tan agitadamente que me recuerdas a un animal. Siento que respiro como tú, me besas. Separas tus labios de los míos y te vas a tu asiento, y, muriéndote de calor, empiezas a buscar tu ropa.

-oye, esto a nadie, eh!

-lo mismo te digo.





domingo, 9 de octubre de 2011

La tortuga Titina y sus colorines.


Había una vez una tortuga llamada Titina. Titina era muy pequeñita y vivía con sus papás; Tita y Tito. Un día, al levantarse para ir al cole de las tortugas, Titina se dio cuenta que sus papás eran verdes, y ella, en cambio, era de colorines. Cuando Titina preguntó a su madre Tita que por qué ella era diferente, la mamá Tortuga no supo contestarle, se puso seria y le cambió de tema; entonces Titina se preocupó.
De camino al cole Titina se iba fijando en las demás tortugas; todas eran verdes, y, las que no lo eran, eran toda de un color, no de varios como ella. Pero Titina pensó que a lo mejor las tortugas pequeñitas son de colores y, cuando crecen, se vuelven verdes, entonces dejó de preocuparse y pensó que cuando llegara al cole, se fijaría en las demás tortugas pequeñas, a ver si eran como ella. Durante el resto del camino hacia la escuela, Titina sólo pensaba en sus amigas las tortugas del cole, pero no recordaba de qué color tenían el caparazón, pues nunca se había fijado lo suficiente.
Cuando llegó por fin a clase, Titina se puso muy triste, pues estaba viendo que todas sus compañeras eran también verdes y uniformes... Se preocupó y no sabía qué pensar, e intentó preguntarle a su profesora, la señorita Tortu Gota.
-Señorita Tortu Gota, por qué yo soy de colores y las demás tortuguitas son verdes?
-Estás preocupada por eso, Titina?
-Un poco, porque soy la única...
-Esa es la clave, Titina... Mira, ves cuántas tortugas hay en la clase?
-Sí.
-Ves que todas son verdes, verdad?
-Sí, menos yo.
-Exacto. Cuando tú te pones entre ellas, destacas... lo entiendes, verdad?
-Sí...
-Por lo tanto... Eres la tortuga más especial de esta escuela, no crees?
-Yo?
-Claro! Eres la única que tiene el caparazón de colores! y, además, tus compañeras lo saben, y , en lugar de verlo como algo negativo, como tú, lo aceptan como algo especial en ti.. como algo que forma parte de ti.
-Anda..! Pero... Pero... Entonces... mi mamá, por qué se ha puesto seria cuando le he preguntado, señorita Tortu Gota?
- Es fácil, Titina, es simplemente porque nuestra sociedad aún tiene que aprender a valorar a las personas diferentes, a las personas especiales, pero estamos en proceso. Yo te prometo que algún día no sólo tus amigas te verán igual a ellas, a pesar de tu caparazón, sino que todas las tortugas del mundo te verán así. E incluso habrá tortugas que envidien tus tonalidades diferentes!! Eres una tortuga especial, lo entiendes, Titina?
-Vaya... Entonces, señorita, no tengo por qué estar triste, verdad?-Sonrió Titina.
-Jajaja, Titina, Claro que no... Todo lo contrario!!

A la vuelta de clase, Titina marchó contenta hacia su casa, y, cuando vio a su mamá Tita, sonrió;
-Mamá, ya sé por qué tengo el caparazón de colores; porque soy una tortuga especial!! La más especial de todas las de mi clase!
Tina sonrió pensando que efectivamente, era una de las tortugas más especiales del mundo.




Las diferencias te hacen especial, te hacen salir del rebaño. No las busques, vienen de serie contigo.

martes, 4 de octubre de 2011

Ultranivelado, su cadera y la resurrección de Ella.

Ella creía recordar haber hablado de "resurrección" propia en alguna ocasión, refiriéndose a resurrección en distintos sentidos; en el de las tortugas errantes, en el de volver a sonreír y, últimamente, en el de volver a desear (aquello de la cadera). Hoy (y además con el dueño de la cadera), se había vuelto a sentir resucitada. Había visto la cadera de nuevo, y no sólo la cadera. De repente su compañero Ultranivelado bajó, dejándole ver parte de su espalda y se agachó, dejándole así ver nuevamente su cadera, su forma de caminar, y su espalda. Además, él pensó que lo había hecho muy descaradamente, y así se lo declaró a ella. Ella, que lo había hecho todo inconscientemente, se dio cuenta de que Ultranivelado tenía razón, y se volvió a ruborizar. Desnivelado reía, y ella resucitaba nuevamente. Su espalda, su cadera y su sonrisa la habían devuelto hoy a la vida sexual. Una vida sexual que no existía físicamente (pero recordemos aquello de qué tendrá que ver el físico con el sexo? que tanto gustó a Filobi). No había existido un ápice de sexualidad propiamente física, pero en su mente... En su mente había existido todo, incluso lo que realmente jamás podría existir (claro que ella pensaba que nada podría existir realmente, se conformaba [y se conforma] con lo que es capaz de imaginar). Había estado pensando durante mucha parte del día en todo esto de la resurrección sexual, y llegaba a conclusiones tales como que, si ahora su pensamiento había resucitado de tal manera, quizá su cuerpo no tardaría mucho en hacerlo (El sexo es psicología?). Sonrió al pensar que a Filobi le había contado sus traumas sexuales, y ésto le llevó a Cejas, que se había portado con ella maravillosamente genial, aún sin merecerlo, quizá.
Si hoy he vuelto a desear a alguien, he vuelto a desear sexualmente a una persona, quizá mi sexualidad no había muerto totalmente... qué leches, no había muerto, sólo la habían enterrado. Bueno, el caso es que había que desenterrarla, y tal vez a empujones no se podía hacer, y por eso hasta ahora ha sido tan difícil, pero... pero hoy ha despertado ella sola; un par de movimientos, una cadera y.. voilà! Sigo siendo una "persona sexual" (aquello de las etiquetas)... Quizá sea el principio de la resurrección total!!
Estaba feliz; llevaba meses forzando la resurrección (quizá no sea un buen término para denominarla, pero ella lo hizo así) y hoy, en un día normal, cotidiano, rutinario casi, había sentido dentro de sí aquella llama. Llama que tan sólo tenía que ver con ella, pues Ultranivelado ni siquiera sabía que era el detonante para que apareciese. Llama que, una vez más, no era más que producto de su imaginación... Bueno, y de sus sentidos, esta vez, pues realmente Ultranivelado estaba allí, presente físicamente, mostrando sus encantos sin siquiera saber que lo hace, y sin siquiera saber que los tiene, probablemente.

domingo, 2 de octubre de 2011

Los raperos no son más que personas.

No hace mucho tiempo publiqué una entrada que constaba de un link y de una frase que decía algo así como los raperos no son más que poetas. El link era de un vídeo de un rapero recitando poesía en un certamen poético en Barcelona. Sin embargo, la frase se refería a todos los raperos en general. No estoy escribiendo esto para retractarme de aquella entrada, pero creo que hay que matizarla. Rap es poesía. Supongo que todo depende de qué definición de poesía queramos coger, pero en el sentido más metafórico y bonito, rap es poesía. Rap es poesía porque es expresión de sentimientos, de emociones y, por qué no, también de críticas y de hechos sociales. Rap es poesía porque es empatía; es identificarse con el que canta, es saber que es real y tener los pelos de punta sin, tal vez, haber pasado por la misma situación alguna vez. Rap es poesía porque es metáfora escrita y gráfica a la vez; porque es capaz de enseñarnos figuras retóricas orales. Sí, rap es poesía. Además, los raperos son poetas. Hoy no voy a ser tan generalizadora y voy a hablar de un rapero en concreto. Sí, evidentemente para todos los que me conocéis y me seguís en redes sociales, la persona de la que voy a hablar es El Chojin. No sé cómo le gusta que le llamen (hay que tener en cuenta que, por muy idealizado que yo lo tenga, sigue siendo una persona), pero a mí me gusta llamarlo poeta. Chojin es un chaval que nació a mediados de los setenta y, que sigue un camino un tanto ramificado; discos, libros, conciertos, talleres para la educación, certámenes de poesía, blog crítico en internet... hasta un espacio en las noticias. Chojin es ese tipo de artistas que usualmente llamamos "comprometidos con la sociedad"; no, es algo más que eso. Chojin hace de su vida un compromiso. Escribe, canta, y trabaja para ello. Chojin es la definición humana de responsabilidad, compromiso, literatura, rap, crítica social y, por qué no decirlo, ternura. No quiero más que expresar mi gratitud a tan fascinante personaje (es una persona, pero yo tan sólo conozco al personaje, lo siento); mi gratitud porque cada milímetro que voy conociendo de su arte me fascina más. Gratitud porque es una de las personas más especiales que tenemos en el panorama cultural y musical de este país, y gratitud por ser, antes que un artista, un ser humano.
Esto no es más que una necesidad cubierta; necesitaba escribir sobre ti porque era ya una emoción que me desbordaba... Lo único que me queda por decir es que ojalá hubiese más artistas como él... y que siga así por mucho tiempo.
Gracias, poeta.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Catedral sumergida

Catedral sumergida.
Palma, Septiembre 2011 (Nit de l'art)

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Nariz de payaso.

Te pones la nariz de payaso y me haces reír. Qué metáfora más bonita y más gráfica has creado sin siquiera darte cuenta. Yo ya intuía que detrás de esa sonrisa pícara y de esas gafas de sol macarras se escondía algo... más bien, alguien. Sí, hoy te he visto. Hoy he visto que te has quitado las opacas gafas y me has dejado ver tus ojos; aquellos que encierran verde, azul, amarillo y negro en menos de un centímetro y medio. Además, hoy, al contarte que había escrito sobre nuestras conversaciones pero en un tono más... ¿picante, quizá? te has puesto rojo, y me has demostrado que no sólo yo me siento halagada con tus palabras. Hoy he visto también a un G sin nariz de payaso... creo que hasta hoy no lo había visto, bueno, quizá sí en aquellas clases (parece que hace años, pero no hace ni un mes te compartía con más de diez alumnos más). Sí, hoy me he enamorado conceptualmente de alguien que no tiene absolutamente nada que ver conmigo. O sí, pero no a primera vista. Hoy he visto tus ojos de otra manera, pícara igualmente, pero más tierna, más humana. Hoy he visto también cómo tu barba (a la que no dejas ni asomar) te perfila la cara, formando así una especie de marco a la sonrisa, dándole aún más protagonismo del que ya tiene.
Ahora recuerdo aquel día en que, para señalar una imagen en la pared, cruzaste por delante de mí, alargaste el brazo y dejaste entrever aquella cadera derecha... En ese momento me di cuenta de que no había muerto del todo. Claro, ahora tú no entiendes nada.. es normal, aún no sabes nada de ese tema... aunque supongo que no tardarás mucho en sacarlo. Es cierto. Hoy he visto en ti algo más que un payasito, algo más que un vacilón empedernido, algo más que un chico que te enseña con risas lo que otros enseñan con gritos, algo más que un chico con un acento gracioso que se mete conmigo... Hoy he visto en ti al hombre, a la persona que escondes bajo esas gafas y esa sonrisa, e incluso bajo esas arruguitas que ya asoman en la terminación de tus ojos, sobretodo cuando "te pones chino" (ésta creo que ya la he pillado!)... Hoy, te he idealizado también a ti. Hoy, me he enamorado conceptualmente de tus ojos multicolores, de tu sonrisa pícara y hasta de tus pecas... Hoy, me parece que si hubiese más gente como tú el mundo iría mucho mejor. Hoy, he creado mi propio G; te he hecho mío, ya no hay vuelta atrás; ahora formas parte de mis enamoramientos conceptuales, de mi blog, de mi mente... de mí.

Y en la realidad, en ésta, nuestra realidad, bastaría con quitar el coche del escenario...

martes, 13 de septiembre de 2011

Miradas naturales.
Ca'n Picafort, Agosto de 2011.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Recopilaciones de recuerdos.

Es algo difícil hacer una recopilación de recuerdos. No me refiero a lo típico que algunas hippies hacen en sus blogs, intentando recordar sensaciones y momentos ya perdidos en el tiempo... sino a ese tipo de recopilaciones de recuerdos algo más material... A aquello de coger un cuaderno e ir pegando todo lo que haya sido importante para ti en algún momento de tu vida; fotos, cartas, entradas de cine... e incluso una trenza que alguien se cortó y te regaló un día. Es difícil porque, aunque todos aquí seamos jóvenes, hemos vivido ya muchas cosas, y, en cada una de ellas, hay algo especial, algo que merece ser recordado. También es una tarea difícil porque no siempre encuentras el objeto material correcto para representar la sensación, o al contrario, ya que el objeto está ahí, pero la sensación puede no ser recordada de igual manera. Creo que muchos de esos objetos de valor están guardados. Sí. La mayoría están en una cajita lila, que la madre de un antiguo amigo me regaló hace tiempo... Eso es. Están aquí! Sí que podría poner orden a todos estos materiales que recuerdan a inmateriales y trascendentales sensaciones. Aunque quizá no sea tan especial, si los tengo ordenados. Desde una piedra que un tal Alberto me regaló en primero de ESO (o se la robamos? No lo recuerdo) a las invitaciones de cumpleaños de mis amigos, pasando por cartas de amor muy enamoradas o por entradas de cine fechadas los días 12 y 4, normalmente. También hay alguna que otra foto de chicos semidesnatados y dedicatorias de algunos profesores especiales... Discos musicales compartidos con amigas de la infancia, que aún hoy ponen los pelos de punta. Hay también la carta que una Mary de poco más de 8 años escribió a su padre, pidiéndole no sé cuántos esfuerzos por su familia. Sonrío al verlo. Cuánto ha cambiado la vida y cuánto ha cambiado mi manera de verlo, eh. Pero sigo sintiendo tanta ternura. Aparece media docena de diarios personales en los que una niña algo aviesa explicaba sus historias, sus líos y sus inquietudes y, cuál es mi sorpresa al recordar que esos diarios hacían la vez de "cuaderno de recuerdos", pues hay en ellos algunas fotos y entradas guardadas aquí.
Qué curioso, la misma persona que hace diez años plasmaba sus recuerdos aquí ha tenido la brillante idea de volver a hacerlo, sin recordar si quiera que antes lo hacía. Sí... Pero es difícil. Es difícil porque ahora no se trataría de ir poniendo las sensaciones día a día, sino de recopilar las que no hemos plasmado durante este tiempo.
Poco a poco, vamos confeccionando nuestras vidas, paralelamente... y bifurcándonos y, quizá, dentro de algún tiempo, plasmando en nuestro "cuaderno de recuerdos y sensaciones" los mismos recuerdos, las mismas sensaciones.. aquellas que vivimos juntos.

Menhires modernos.

Menhir de caracoles.
Jerez de la Frontera, Junio 2011.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Aprendiendo.

-Hola!
-Hola, qué tal?
-Entra, tenemos poco tiempo... Acomódate y prepárate, pezqueñina.
- Estoy muy nerviosa.
-No me digas? Lo sé, pero no te preocupes. Menos mal que has sonreído!
(Se ruboriza)
- Vale. Arranca.
...
- Te gusta, no?
-Sí.
-Vale... Vamos a subir el ritmo.
-No!
-Sí, sube el ritmo.
-Que no!
-Si no lo haces tú lo haré yo. Me quieres hacer caso!?
-Vaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaale!
-Eso es... Así está bien, no?
-Tú sabrás, yo no entiendo de esto!
-Ay... qué angustias eres.
-Uffff...
-No pasa nada... Empezaremos de nuevo. Voy yo o vas tú?
-Yo, yo.. tengo que aprenderlo.
-Muy bien. No lo sueltes aún. Ahora. Genial.
-Lo he hecho bien?
-Sí!
-Menos mal. De qué te ríes?
-Mejor esto a que llore, no?
-Sí, pero no sé de qué te ríes.
-Tú también estás riendo...
-Es que me contagias, G!
-Ay, Pezqueñina...
-Deja de llamarme así!
-Pero si es lo que eres! No te salgas!!
-Lo siento...
-Todo por no hacerme caso!
-A partir de ahora voy a hacerte caso, vale?
-No te creo. Primero te quejas, gritas, y luego, si eso, me haces caso.
-Jolín, que no! Otra vez te partes.. es que me pones nerviosa!
-Yo? Tú ya venías nerviosa de casa! Acelera, hombre!
- Iba muy lenta?
-Un poco... Hay que darle un poco de vidilla al asunto, hombre!
...
-Te has vuelto a ruborizar...
-Y si me dices eso me ruborizo más... anda que ya te vale! A cualquiera que le cuente esto no me cree.
-No lo vas a contar...
-Lo sé, pero si lo contara no me creerían. Oye... aquello de los caballos que relinchan.. ya te vale.
-Es que te lo tomas todo muy a pecho. Muévete un poco.
-Así?
-sí.
-No me lo tomo a pecho, pero es que es muy fuerte. Te partes de nuevo.. no, si pasártelo bien te lo pasas... no lo puedes negar.
-Lo intento... y tú me lo pones fácil, también. Otra vez estás roja.. madre mía!
-Joo.. lo siento.
-Hoy pides perdón por todo.
-Lo sient.. Vaaaaaale!
-Vaaaaaaale! qué bueno.
...
-Joder, Joder, Joder... Frena, Mary, Frena!
-Perdón!
-Esa carita de niña traviesa... de verdad...
-Nos vemos mañana, no?
-Supongo.
-Siempre igual... ya te vale.
-Vete por la sombra!
-Hasta mañana!

viernes, 26 de agosto de 2011

Nada.

El tiempo había hecho ver a Nada que lo realmente importante no era tener a alguien ahí siempre, sino quizá no tener la necesidad de tenerlo. Había tenido muchos altibajos últimamente y ni siquiera sabía ciertamente por qué, ya que, teóricamente, era el momento de la calma, si cogemos como referente aquello de "después de la tormenta...". Ya había pasado la tormenta e incluso había echado de su vida a aquellas personas que habían hecho de aquella tormenta algo insoportable. La palabra era "echar"; totalmente. A patadas, a empujones, a navajazos incluso, Nada había echado de allí a su opresor, al violador de su intimidad y de su ego, al asesino de la Nada anterior. Le había echado casi inconscientemente, pero lo había hecho (por fin, pensarían algunos de sus amigos y familiares). Y ahora, cuando se supone que debería estar perfectamente, tiene unos altibajos un tanto extraños. Nada no sabía para qué servía. Durante el tiempo que había estado sin el "echado" había pensado que quizá para lo único que servía era para complacerle a él, y por eso todo había ido tan mal.. y por eso había terminado echándolo y, precisamente por eso, quizá se sentí mal ahora. Esa era la parte "bajo" de altibajo. Después había momentos, días quizá, en los que Nada se sentía pletórica; chicos que le iban detrás (de los que ella, mayoritariamente, pasaba), salidas con amigos y amigas que añoraba cuando no tenía alas, risas con amigos en sitios extraños... Ápices de felicidad, tal vez.
Nada se planteó si para ser feliz, completamente feliz, no tan sólo tener ápices de felicidad de vez en cuando, tenía que seguir siendo oprimida por algún opresor, fuese el "echado" o fuese otro. Lo habló con aquella amiga de la adolescencia, que por algún extraño motivo parecía entenderle a la perfección. Su amiga opinaba que Nada era una persona "de opresión", que necesitaba ser oprimida por alguien para ser feliz... Tan sólo es que con el "echado" la cosa había llegado a ser demasiado... Demasiado oprimida, quizá. Por un momento, Nada olvidó que estaban hablando de relaciones de pareja, dejando de tener en cuenta que una relación de pareja no tiene por qué ser una relación de opresión.
Sí, quizá ése fue el error de Nada, del "echado" y hasta de la amiga...
Quizá fuese cierto que Nada era una chica de pareja, que necesitaba tener ahí a alguien que le diera el cariño necesario, que encontrase en ella algo especial y que supiese devolvérselo, pero... Eso no tenía por qué ser opresión.
Pero Nada no llegó a esta conclusión. Nada pensaba en relación de pareja como sinónimo de opresión de pareja, en la que siempre hay un opresor y un oprimido; relaciones de poder, que las llamaría un capitalista, seguramente...
Pero Nada no se daba cuenta de que estaba equivocada. Que, si habiendo tenido una relación de ese tipo había tenido que echar al opresor para sentirse bien, ahora estaba cayendo precisamente en el mismo error... y no podía permitirlo!
Nada podía ser feliz sola, aunque seguramente fuese cierto lo del cariño, pero... ¿era un trueque justo vender la opresión a cambio del cariño?
No, no lo era. Y en lo más profundo, Nada lo sabía. Nada sabía que no era justo para ella, ni sano... ni normal, incluso.
Pero Nada tenía altibajos... Nada, en realidad, seguía siendo NADA.

lunes, 22 de agosto de 2011

Sortir a berenar i tornar per sopar.

M'aixec. Avui ha de venir la "chica del portátil pequeño". No t'oblidis de la seva tonteria de regal... Me dutxo i vesteixo i parteixo cap a l'estació. Està allà. Me la miro i la crid "estoy aquí!". Ens saludam, i record que ella és aquella al·lota que seu devora jo, que riu amb jo de tot el que ens arriba, que tecleja de manera constant i alegre, mentres fa llistes d'enamoraments platònics que deixen de ser-ho. Ella és també aquella capaç de fer que jo li conti coses íntimes, d'aquelles que no cont a ningú, d'aquelles que guard a un calaix i que em fan plorera; veu que em fan plorera, estic veient als seus ulls que veu que estic a punt de fer-ho, i ric, amb els ulls aquosos, sabent que ella sap que és una cosa que no cont a ningú. M'escolta tranquil·lament, fent-me saber que no me jutja, que intenta entendrer-me i que li preocupa el que li estic diguent. Ara és ella la que conta. Divagant entre gent important en la seva vida i gent que no ho és, m'explica coses que sent, que li han passat, i que li fan sentir malament, i que li fan sentir admirablement bé, i somriu.... Somriu. Se fa la llum; somriu. Els seus hoyuelos (com se diu en català?) me fan canviar totalment d'escenari. És misteriosa, pens mentres li explic allò de les dones misterioses, i la mir amb misteri. Ara riu mentres m'explica que un al·lot dels nostres (d'aquests anomenats "monos") li fa riure a un cotxe, i riu recordant-lo. Crec que és la única persona que realment entén allò del meu enamorament conceptual; allò del seu orgasme intel·lectual. Clar que sí. Ella ho ha d'entendre, fins i tot té un concepte sinònim! A més, quan l'estic parlant d'una situació o d'una persona que m'ha enamorat conceptualment, immediatament ho diu, i ho mostra. Sí, ella ho entén totalment. Ara anam a dinar d'ensalada. Xerram (inevitablement) sobre sensacions, persones, estudis... ja no sé ni de quantes coses hem xerrat (quina facilitat, eh!). M'enamor d'ella totalment (conceptualment, no comenceu a divagar). L'observo mentres en parla sobre l'autoestima d'una amiga seva, i diu que fot bronques súper boniques (aquelles que també em dóna a mí), i record que m'ha dit alguna vegada que li agrada això que jo faig. Puja la meva autoestima i somric.
No sé quantes hores duim aquí assegudes, parlant de sexe, de bloquejaments, d'al·lots meravellosos i de nines que fan créixer el "mal rollo" perquè sí. M'escolta. És una manera tan diferent d'escoltar a la gent. En silenci, me mira i, a vegades, comenta qualque cosa de les que he dit... Tens raó...
Més endavant anam caminant cap a la Gran Via (això és ser molt optimista), sense aturar mai de contar-nos coses, d'explicar-nos opinions i pensaments... Escoltant-nos... Seim a un altre banc. Ara parlam de relacions a distància i de que allò és bonic, que he disfrutat i que això és el que conta. M'aconsella el que he de fer amb allò, i amb aquell altre problema; amb el meu bloqueig i amb la meva autoestima, fins i tot el que hauria de fer amb la meva vida... I l'escolt suaument, mirant de tant en tant el seu collar; és tan ella..! (Quin sentit i quin poc sentit té aquesta afirmació).
Marxem cap a l'estació... Ens acomiadam; m'abraça i em dóna les gràcies (gràcies que encara no entenc). Se'n va. La mir i escolt "adéu, guapa"... I ho pens...
Se'n va...
Torn a ca meva... Just per sopar (bueno, i per discutir de papistes i coses vàries).

Gràcies, gràcies i gràcies... No tenc res més a dir, chica del portátil pequeño, chica de los hoyuelos elegantes, chica que me escucha... y chica a la que echaré tantísimo de menos...

Jo crec que mai deixarà d'alegrar la vida a la gent amb tot això...

viernes, 19 de agosto de 2011

Locuras.

No sabía si era amor o algo parecido. Había oído hablar de ello; piensas mucho en esa persona, la buscas, la miras en fotos, la oyes... La idealizas.
Te fijas en cada gesto, en cada mínimo movimiento de su cuerpo, en cada sonrisa; cada vez que mueve sus manos, o que hace una mueca, inconscientemente o no. No puedes evitar sonreírle cada vez que le ves, e incluso no puedes evitar sonreír cada vez que sabes algo de esa persona. Te entristeces cuando le pasa algo malo y te preocupas si no sabes nada. Quizá, si ya lo has tenido junto a ti, le echas de menos entre tus brazos, o echas de menos tus brazos rodeándote a ti. Reconoces cada palabra suya, cada gesto y cada mirada, y lo reconocerías incluso por el olor, si me apuras.
El amor... Conceptual o no... El amor. Si estás enamorado o enamorada no ves defectos en aquella persona; no los tiene (No hablaba de relaciones, como veis). A veces el amor se traducía en embelesamientos profundos cuando te miraba; no sabías cómo reaccionar. Te molestaba que alguien se metiese con esa persona, aunque tuviese razón, y por mal que te tratase, tú no lo veías. Podías dar la vida por él o ella, y era necesario que él la diese por ti, aunque no en ese preciso momento. Todos el tiempo que pasaras a su lado era poco; eran instantes disfrazados de horas. Ansiabas volver a verle, aunque eras consciente de que quizá él a ti no. Sabías cuando llegaba por el sonido de sus pasos, o porque se acercaba una nube de aquel olor característico. Cuando pensabas en él tus ojos te delataban, y siempre había alguien que te preguntaba... y te ruborizabas.
Para ella, éso era el amor. Ella tenía 15 años, claro. Aún soñaba con su "príncipe azul" y aún no sabía que todo aquello, era más que eso.
Más adelante, se dio cuenta de que, manteniendo su visión infantil ante la vida, aún se seguía fijando en todos los gestos y las miradas, y que aún sonreía cuando sabía algo de él o de ella, y cuando le veía! Qué leches! Estaba enamorada? Pero... si es que a veces lo idealizo mucho, pero a veces a él también, y a ella... Hasta se me achican (ay, África) los ojos cuando pienso en ellos...
Estoy... Enamo... enamorada? pero, pe, pero... ¿de quién? No, no, espera. De quién no es la pregunta.. De qué? A veces pienso en Rufi y se me achica la mirada, y a veces no paro de pensar en aquella carta... Además, creo que tengo a mi profesor muy idealizado... Sí, es cierto. Esto era estar enamorado para mí con 15 años... Hoy aún no sé qué es el amor, pero... pero si el amor fuese aquello... Yo, hoy... Estaría enamorada... de todo! Vale, quizá el problema esté en la definición de amor. Creo que aún no la he cambiado. No, puede que el problema esté en el propio concepto; creo que no tengo la palabra correcta para definirlo... Creo que... sí, exacto. Eso es... soy un genio! bueno, no.. genio sería si, además de encontrar el problema, lo hubiese solucionado.
Pero... vamos a ver. Sí, las palabras son muy importantes. De hecho, esto que estoy creando ahora mismo son palabras, pero... Es que es lo que siento. No sé cómo llamarlo, pero es lo que siento... Yo, sí. Claro. Ahora entiendo por qué la gente no suele entenderlo. No sé explicarlo, no sé expresarlo; no sé compartirlo... Quizá... quizá sea algo tan mío que sea incomunicable (Kant..?). No. Quizá... Quizá esté loca. Sí, eso es... Estoy loca.


martes, 16 de agosto de 2011

Desde las periferias de tu piel, por Daniel Cirer.

Las fronteras hoy no existen,
sólo estamos tú y yo,
ve quitándote la ropa
y túmbate, vale, mi amor?

Espérame, así desnuda...
cierra los ojos...relájate...
Respira hondo y tan sólo escucha...
conseguiré erizar tu piel.

Abre la boca y no digas nada...
prueba la mía y desea más,
deja que ponga un pelín de nata,
trágatela mientras lo veo...
y mis manos de paseo
por los muslos, por el vientre...
amoldándose a tus pechos
ya bien duros y calientes,
recorriendo con la lengua
desde el cuello hasta el ombligo...
tú pondrás el plato fuerte...
y tengo hambre.... ya te lo digo...
córrete bien en mi boca...
no te preocupes, no tengo prisa...
me encanta volverte loca
mientras retuerces una almohada
y te pones colorada... y toda pareces poca,
porque te bebo y no te me agotas...
pero tan sólo deseo más
y te he de sujetar....
entonces me empapas la cara...
y te derramas en mi garganta...
Me subo y te doy un beso...
me miras y te atravieso...
empujo mientras me abrazas,
con los brazos y con las piernas,
te abres a mí y pides más...
y yo perdido por ese cuello,
tu boca, tus ojos...por todo ello...
y los gemidos son linternas
que delatan qué sentimos
exigiendo subir el ritmo
porque pronto va a llegar...
pero no..............te doy la vuelta....
a cuatro patas tú eres yegua,
yo tu jinete y a cabalgar....
y te azoto mientras gimes,
te pregunto si te gusta
y me respondes: "sigue, sigue"...
echada hacia adelante,
ya tumbada por completo,
sigo en ello sobre ti
empujando mientras gritas...
tus manos en la pared
y te vas a no se dónde....
y es entonces, vida mía, cuando ya no puedo más...
mi cuerpo se estremece justo antes de estallar...

Abre la boca y no digas nada...
deja que ponga un pelín de nata,
y trágatela mientras lo veo...


Daniel Cirer (Poemas a Medida).
Gracias.

Mar en calma, por Daniel Cirer.

Velas, incienso...
Vale: ya está.

Hola, preciosa... (K)
Que ya me hacías falta.... :)

Hoy seré tu pececito,
¿Quieres ser mi mar en calma?
¿Sí?....(K)... Pues túmbate infinita
y no te caigas de la cama
porque juegue divertido
a nadar bajo tu falda.

Shhhhhhhht.... (K) Estate quieta...
¿No recuerdas?...: mar en calma...(K)
Mira al cielo...
¿Es azul?
¿Sí?
Estás mojada... y no ha llovido... ^^
Shhhhhht...: mar en calma... XD ...(K)
Nadaré más despacito, ¿Vale?...
No hay coral... Es todo suave...
Qué profundo es este mar...
Sigo nadando, sigo nadando... Sigo nadando.
Mar caliente... mmmm... Tropical... :D
¡Uy!... ¿Qué ha pasado?
¿Te ha entrado la risa tonta?.... xD
Shhhhht....: mar en caaalma...
Deja que explore.
Sigo nadando, sigo nadando... Sigo nadando.
Vaya... Este mar no es muy salado...¿No?...
A ver...
mmm... No... No es muy salado... :P
Shhhhhhht... Mar en calma...
Ahora sí; ya eres agua:

Ponte cielo sobre mí
y libera tempestades,
grita fuerte sin decir
absolutamente nada,
con tus manos en mi pecho,
las riendas de un corcel;
llueve, llueve, vida mía y...
Shhhhht... Mar en calma...
Respira... Respira, ojos bonitos.
¿Sabes qué?.....(K)
Que aún tengo sed:
Tú horizonte boca abajo,
yo el vaivén de altas olas,
rompo en ti con todo el cuerpo
y en tu espalda mi sudor,
y no gritas de dolor,
porque puesto ya en cuclillas
entro en ti mucho mejor...

-Di...¿Quién es tu pececito?
¿Quién te nada como yo?
Di mi nombre, vida mía,
di mi nombre, por favor.-
Y te agarro por el pelo,
así escucho lo que gritas...
-¿Quieres lluvia, sirenita?
¿O sentir cómo palpita?-
Y tu mano es quien me dice:
-No te saques. No, mi amor.-
Pues flotando quedo yo...
Ya acabó la tempestad...
Ahora soy yo quien te cubre...(K)
Silencio, calor, humedad...(K)
-¿Sabes qué?... Luego te lo digo...(K)
Ahora, shhhhht......... Mar en calma.-
Daniel Cirer (Poemas a Medida)
Gracias, labios bonitos.

domingo, 14 de agosto de 2011

Mañanas de dioses.


Nüwa observaba la placidez con la que Fuxi dormía. Plácidamente, Fuxi dormía inconsciente hacia la mirada de Nüwa. No hacía más de treinta minutos que ella había despertado, se había mirado en un espejo y había vuelto al lecho junto a él. Ahora ella le miraba con ternura, vestida sólo por unas braguitas y deseo. Aguardaba cuál leona a su presa, esperando que ésta quedase totalmente noqueada, que en este caso podría incluso ser sinónimo de prendada, enamorada, embelesada. Hoy Nüwa se sentía bien. Estaba casi desnuda y, sin embargo, no sentía deseos de taparse, sino todo lo contrario. Hoy quería desnudarse, mostrar su cuerpo, hacer de él algo bello, hacer con él algo deseado. Fuxi aún estaba dormido. La diosa pensaba que quizá él estuviese soñando algo bello, o quizá todo lo contrario. Se mueve. Con un fugaz y perfecto gesto, su Fuxi cambia de posición, y ahora está de perfil hacia ella; estaría mirándola si no estuviese dormido. Ella sonríe, no puede evitarlo. No queda mucho tiempo para que Fuxi despierte y la vea así; esperándole, cuál leona a punto de cazar la mejor pieza de la selva. Nüwa, sin dejar de observarle, imagina qué pasará cuando despierte...
Fuxi abre los ojos. La mira con aquella viva mirada que la cautivó días antes. Se sorprende de verla así, como muestra ese gesto, acompañado de aquella peculiar exclamación que ha empezado a tomar sentido después de conocerle. Nüwa le da los buenos días, sonriente. "Has dormido bien?". Él no contesta, se limita a mirarla, desnuda. No sabe qué hacer, quizá no sabe qué está pasando. Nüwa no puede más... ése es el momento que estaba esperando, y los momentos desaparecen enseguida! Sin dejar de mirar sus ojos, se acerca a su cara, empieza a notar su acanelado aliento. En menos de un segundo sus labios se están rozando, creando mundos nuevos, creando sensaciones inimaginables, sin embargo, Nüwa ha sentido cada uno de los matices de su aliento, cada uno de los colores de las grietas de sus labios, cada uno de los poros de su piel... Y le besa. Le besa como si no hubiese mañana, como si, realmente, mañana ya no estuviesen juntos. Recuerdo que antes había dicho que Fuxi abrió los ojos, pero no es hasta éste momento que él despierta. Despierta totalmente. Despierta su cuerpo, despierta su cerebro y despierta su deseo. Fuxi besa el cuello de Nüwa, aunque ahora ya no importa quién recibe y quién regala. Nüwa siente, disfruta, sueña y sonríe. Se abre totalmente a Fuxi, que hace mar en aquellas aguas poco profundas. Ella, sentada sobre él, es incapaz de dejar de mirarle, mientras que él, por su parte, es incapaz de separar sus manos del cuerpo de su compañera. Nüwa llueve sobre él. Él se estremece y quiere y no quiere llover sobre ella. La coge fuerte de la cintura, llevándola ahora a su terreno. Finalmente Fuxi, que no ha podido evitarlo, crea mundos diferentes en el interior de Nüwa, protagonista de aquellos placenteros gemidos... Se miran, se abrazan, y viven.
Fuxi despierta. He de irme. Nüwa desiste... era imposible. La mira, risueño... "Joder, y ahora qué hacemos?" dice clavando en su cintura aquel destello vivo. Su cintura. Es comprensible que no importe ahora. Es comprensible que ahora, todo lo que la mente de Nüwa ha creado, se desvanezca. Es comprensible que dejen de ser dioses ahora para volver a ser personas. Es comprensible que Fuxi, sin saber a qué ha estado expuesto, no entienda la cara de Nüwa. Fuxi no sabe que es Fuxi. Nüwa vuelve a ser ella y a dejar de llamarle Fuxi a él.
Aquella mañana... la mañana en la que ella quería ser diosa, la mañana en la que ella esperaba superarlo todo, la mañana en la que nada pudo ser, pero todo pudo ser imaginado.
Espera... Tenemos toda la vida para hacerlo.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Susurros de cremón.


El frío de su pincel eriza la piel de ella de tan alegre manera que no parece real. Ha cogido un avión (después de haber intentado imprimir una hoja valorada en 41.65€) para sentir pinceles sobre su piel. Llama minutos antes de verle la cara, y escucha su voz, que le dice que siga a la masa, como ya ella está haciendo. De repente le ve; es él, no cabe duda...
-Hola!!
-Hola!! ¿qué tal?
Ella empieza a contarle la odisea del aeropuerto, riendo mientras se queja de lo "ladrones que son", y mientras mira disimuladamente su pelo, su boca y su lunar. Buscan un baño que no encuentran. Encuentran quizá, un metro que no buscan, y miradas y conversaciones que quizá esperaban, pero que los ruboriza. Ya en el escenario principal, coge sus herramientas, y trabaja, siendo fotografiado desde múltiples ángulos, e idealizado como el primer día (aquel).
Ella, tumbada bocabajo, relajada totalmente (casi totalmente), siente como el pincel acaricia su piel, suave y fríamente, dibujando y desdibujando manchas que forman tortugas, y tortugas formadas por manchas. Respira hondo porque sabe que es una experiencia única, como más adelante le recordará él, y recuerda las ganas que tenía de llegar. Qué fácil ha sido. Lo hemos decidido, y aquí estamos... Se lo dice; quién nos iba a decir hace dos semanas... y él, pintando, sonríe. Tienes razón. Ella cierra los ojos y siente. No sabe qué está dibujando y ni siquiera quiere imaginarlo, sólo disfrutarlo. Sabe que le va a gustar, pero es lo que menos le importa. Está allí, a kilómetros y kilómetros de su casa, en "casa", como diría él. Cierra los ojos y siente. Cierra los ojos y olvida, por un segundo, quién es y qué hace allí. Cierra los ojos y disfruta del momento; de ése momento. Y es en ese momento en el que ella, ahora totalmente relajada, se da cuenta de que es capaz de volar, de una vez por todas, aunque no físicamente (aún no, poco a poco), pero sí emocionalmente.
Él le hace fotos. Hace fotos a su verdosa creación y, suavemente, la pone contra la pared; estira los brazos hacia arriba. Estira los brazos y, como un acto reflejo, abre las piernas, desnudas, y oye decir: joder...
Ella sonríe, con la cara entre los brazos, mientras oye el obturador de la cámara, y se estremece.
Salen de la habitación de la luz blanca que, en realidad, no es más que un baño; él, con la cámara en la mano y su pensamiento en ella, y ella, pensando si, por fin, será capaz de volar, esta vez, también físicamente...