domingo, 30 de agosto de 2009

EL DERECHO DE SOÑAR

Vaya uno a saber cómo será el mundo más allá del año 2000. Tenemos una única certeza: si todavía estamos ahí, para entonces ya seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio.
Sin embargo, aunque no podemos adivinar el mundo que será,
bien podemos imaginar el que queremos que sea. El derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás derechos se morirían de sed.
Deliremos, pues, por un ratito. El mundo, que está patas arriba, se pondrá sobre sus pies:
En las calles, los automóviles serán pisados por los perros.
El aire estará limpio de los venenos de las máquinas, y no tendrá más contaminación que la que emana de los miedos humanos y de las humanas pasiones.
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el super-mercado, ni será mirada por el televisor.
El televisor dejará de serel miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas.
La gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar.
En ningún país irán presos los muchachos que se nieguena hacer el servicio militar, sino los que quieran hacerlo.
Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas.
Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas.
Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos.
Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas.
El mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra por siempre jamás.
Nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión.
Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle.
Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos.
La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla.
La policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.
La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda.
Una mujer, negra, será presidente de Brasil y otra mujer, negra, será presidente de los Estados Unidos de América. Una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú.
En Argentina, las locasde Plaza de Mayo seránun ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidaren los tiempos de la amnesia obligatoria.
La Santa Madre Iglesia corregirá algunas erratas de las piedras de Moisés. El sexto mandamiento ordenará: "Festejarás el cuerpo". El noveno, que desconfía del deseo, lo declarará sagrado.
La Iglesia también dictaráun undécimo mandamiento, que se le había olvidado al Señor: "Amarás a la naturaleza, de la que formas parte".
Todos los penitentes seráncelebrantes, y no habrá nocheque no sea vivida como si fuera la última, ni día que no sea vividocomo si fuera el primero.


Eduardo Galeano, EL DERECHO DE SOÑAR.

http://www.youtube.com/watch?v=oYKJsUB4AV8&NR=1

sábado, 29 de agosto de 2009

el deseo a la Sonrisa traviesa que marca el destino

Tú me miras, explicando no sé qué cosas, señalando una pantalla de ordenador, mientras yo navego, naufrago, me hundo, me ahogo en el inmenso mar de tus ojos oscuros... No te das ni cuenta de que en mis ojos, ahogados ya en los tuyos, se esconde la primaria llama del deseo, una llamita furtiva, que, no llama la atención en principio, pero que me hace soñar (y no sólo dormida) con tu cara, con tu cuerpo, con tu lengua, con tu sonrisa, con tus palabras.
Y poco a poco me voy dando cuenta de que estoy viva, que no sólo sirvo para pensar o hablar (cosa que, sin saber, hago muy a menudo), sino también para sentir carnalmente, para arder en deseos de verte a mi lado, para imaginarme entre tus brazos mientras me miras con esos ojos, ingenuos, una vez más, de mi deseo.
Y te cuento algo, aunque a veces ni siquiera te enteres o te olvides al ratito, y empiezas con media sonrisa, mirándome a los ojos, pero tus ojos no aguantan, van, vienen, vuelven... y siempre de arriba a abajo, tus pupilas navegan por mi cuerpo inocentemente, casi sin darse cuenta de lo que hacen. Y yo, que dejo de pensar en lo que te estoy contando, convierto mi relato en un cutre chiste o chisme que nada más valdría que para contar una breve e insignificante anécdota.
De vez en cuando (y cada vez menos), me regalas una de esas bonitas y traviesas sonrisas que sólo tú sabes darme, que me hacen sonreír a mí, y pensar: en el fondo, por muy mayor que sea, es un niño. Tiene una sonrisa alegre, payasa, aniñada, que sólo provoca más risa...
Y, en cambio, esos ojos tan adultos, tan pervertidos, tan ingenuos a mí, tan sexuales...
No sé qué me pasa cuando estoy contigo, me atontas...

domingo, 9 de agosto de 2009

¿amor?


Alguien me dijo una vez que el amor no existía, yo, completamente convencida de que el amor existe y que, además, es lo que nos hace sentir vivos, le reprochaba que no quisiera (o quisiese) ver más allá de lo que él mismo quería ver.

Una persona me describió así: "la romántica, la soñadora, la solidaria, la justiciera, la enamorada", le pregunté que de quién pensaba que yo estaría enamorada y me contestó, con la maestría que tan sólo ella sabe tener: de la vida, de ti, de mí, de Mauri, de todos y de todo.

Últimamente he pensado muchísimo en estas dos personas; dos personas distintas por completo, desde el sexo hasta la edad, pasando por la forma de pensar y los sentimientos. Con las dos hablé del tan mencionado "amor". Ella, apacible y risueña, me decía que, aunque enamorada, no me dejase llevar demasiado hasta que no conociese bien a la persona, y que, si algún día pasaba algo y yo quedaba destrozada, la tendría para lo que quisiese y que por favor no me rindiese ante la vida. Él, incrédulo y alocado, se negaba a creer que una relación duradera fuese así por amor, y daba la responsabilidad a la inmadurez, al sexo, al dinero y a la costumbre.

El amor existe, te lo seguiré diciendo siempre, además, tú ya lo has comprobado, cada vez que me ves o hablamos me dices que estás más feliz que nunca y que yo tenía razón, y me alegro, porque la felicidad que provoca el amor (si nos basamos sólo en lo bueno que nos da) no la provoca nada más...

Sí, el amor existe, tú lo sabes, tienes experiencia, me hablaste de ello durante mucho tiempo... y me aconsejaste no dejarme llevar...


Él es sólo él... Empezando por su pelo y terminando por su nombre, jamás había conocido a nadie igual. Me enamoré de ti poco a poco, a medida que te iba conociendo y yo me iba abriendo a ti, no pude el primer día decirte "te amo", no lo sentía, te lo dije... Pero poco a poco, y sin ser conscientes de ello, tú me fuiste enamorando, con esa sonrisa placentera que me hace perder la cabeza, con esos ojitos brillantes que inspiran tanta esperanza, con esa nariz redonda y graciosa... con tus gestos y tus palabras, tus besos y tus caricias, tus miradas y tus roces... TÚ.

Hemos tenido muchos problemas, y aún así hoy, tres años después sigo pidiéndote que me ames, que me quieras, que me acaricies, que me beses, que me mires, que me hables, que me hagas el amor, que me tires besitos, que me hagas cosquillas, que me pidas que te cuente chistes, que me hagas reír, que seas tú, que seas para mí...


Te quiero dar las gracias por todo lo que has hecho por mí, quedan pocos días para cumplir tres añitos junto a ti, la persona que más he querido y quiero de toda mi vida, y también te quiero decir que, pase lo que pase, jamás me perderás, siempre estaré a tu lado ayudándote en todo lo que pueda, aunque tú no quieras... :)

Te amo, Mauri, Gracias.

y no, ya no es tan impersonal.