lunes, 15 de octubre de 2018

Carta al cielo

Hace ya algunos años que el 15 de octubre me dedico a enviar cartas al mar. De momento, sólo he cambiado el mar por un otro mucho más claro; el cielo. 

Querido Papá Andrés; 
Ayer se cumplió un mes de tu partida, ayer... hizo un mes exacto que me despedí de ti. Sé que sabes, supiste y creo firmemente dentro de mí que sabrás por siempre que te he querido con todo mi ser. 
Cada vez que volvía de Jerez -las personas que me conocen lo saben- me acompañaba el mismo miedo. Siempre el miedo a que fuese el último abrazo, el último beso. 
Esta vez, hace algo menos de 30 días, volví dejando atrás un millón de lágrimas, con la serena certeza de que tu último abrazo me abrigará para siempre el alma. 

Adoro pensar que la mayor parte de tu vida fuiste un hombre feliz; que los últimos años no eclipsaron tu sonrisa, ni tu amor, ni tus ganas. ¿Sabes? Me siento muy afortunada por haber disfrutado tantísimo de ti, me siento orgullosa de llevar tu sangre, tu apellido.
ANDRÉS, el nombre más bonito del mundo. Papá Andrés, el ser que considero más humano y bonito de nuestro mundo, porque... Si hubiera más personas como tú el mundo no sólo sería más agradable, sino también mucho más sencillo. 

Aprendí de ti que el amor es compatible con la existencia más ínfima; que los animales también deben ser amados. Que una sonrisa siempre ayuda, que la fiesta sólo depende de nuestro interior, de nuestro espíritu. 

No sé si sabrás, viejito lindo como siempre,  que los relatos que más he leído en mi vida son los tuyos. Tanto para un público como para recordarme las piedras a mí misma, en mi centro. 

No sé decirte más a día de hoy. Te lloré y te lloro intensamente, pero, ¿sabes qué?, estoy serena. Estoy serena porque sé que te fuiste en paz, acompañado y sintiendo el amor de todos los que somos tuyos. También porque intento aceptar, por difícil que se me esté haciendo, que la vida adulta conlleva pérdidas. Y la tuya es un máster en pérdidas; es la mayor y más importante pérdida que he sufrido a mis veintisiete años de vida. Pero tú mostraste al mundo que hay que vivir por encima de todo. Que la vida es lo más importante de estar vivo, que se debe sonreír al mundo sin esperar nada de vuelta. Por eso reías, bebías, comías, llorabas también, volvías a reír, a bailar. Amando siempre. 
Papá Andrés, fuiste siempre mi filósofo favorito. 

Te adoro y lo haré siempre. Siempre seré tu Monina. 

Hoy hubieras cumplido 85 años.
Feliz cumpleaños, por siempre, Papá Andrés. 

GRACIAS