miércoles, 7 de agosto de 2013

Lecturas

Mírame, mírame. Sólo me ves a mí. Cada vez hay menos luz, cada vez... 

Si has dejado de oírme, léeme los labios. Tú puedes, tú sabes. Léelos. Sonríes, me entiendes. Los estás leyendo. 
Da igual, da igual. Cierra los ojos. Yo también lo hago. Tal vez tampoco me estás oyendo ya. Qué más da. Esa es tu mano, ésta es la mía. 

El león acaricia las nubes. La nube se hace cielo y se eriza con aquel encanto. León se hace nube, ahora, y recibe, desde allí abajo -que desde aquí, ahora, es arriba- todas las estrellas. No hay luna hoy, pero no hace falta. No se ven. No se vieron. Tienen los ojos cerrados, pero la piel no. Repasa con sus manos las nubes ya humedecidas, desde aquel recóndito lugar con pelusilla hasta quién sabe dónde. Ella, que ya no sabe qué es, siente, se estremece, recae en aquella dulzura de algodón. Escucha truenos, relámpagos y ve luz aunque no pueda. Seguramente, sin saberlo, besa también los pliegues de la dulzura, mientras repasa y vuelve cielo la vida. 
Ella, activa, se levanta y vuelve a ser noche. Noche abierta, noche entera. Se abre, se estrella, se oscurece y brilla, a la vez. El viento la mueve sobre las nubes, las nubes se mueven con su son. En algún momento el viento cesa y deviene aire, en otro el viento ya no puede más que ser tormenta. Desde arriba, en las estrellas, todo es una locura. Los ojos cerrados. Ven, siente. Yo ya lo hago. ¿Me sientes? ¿Lo sientes? Sí, lo intuyo y... sí, lo siento. Sin poder verte, sin poder tan sólo oírte la piel se me antoja aún más sensible. Siento en cada milímetro de mi piel la caricia, y el cielo se abre. Se abre, y entras. El cielo, abierto, sobre las nubes. 
No, no lo hagas, no abras los ojos. ¿No está bien así? Está perfecto. Me encanta. Esto no es normal, es extraordinario. Ahora, la piel nublada, erizada, intensa, se mece. Música, como música. Y... De repente se mezclan, se entrelazan, se hacen masa de cielo nublado de estrellas, y aparece, de verdad... La lluvia. Una y otra vez ella, una y otra vez él, preocupado. ¿No te habías ido? Sí, pero ya he vuelto, no? Cierto... Insaciable.Insaciable no, de momento sí. Llueve. Llueve mucho. Llueve ella sobre él, de nuevo  y... Estrellas. Agua. Él. Llueve. Llueve. Creo que voy a empezar a llover. No sólo empieces, acaba también, por favor...Llueve... Llueve... Truena, relampaguea... Llueve, dulce, llueve.
Nubes. Baja. No. Daño. Abre los ojos. Pero, ¿para qué? La vida se vive con más sentidos... 

Yo quiero aprender a leer los labios. ¿Sabes? Puedo empezar con los tuyos...
Leo con mis labios los tuyos en braille.

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