miércoles, 15 de agosto de 2012

Abu-Tahoun

Hoy no quiero pensar en nada que no sea mi reflejo en el espejo de tus palabras. Hace ya algunos meses que esta cabecita loca descubrió, mediante sus flamantes sentidos, la mayor parte de tu arte. Enloqueció, la cabecita y su corazón, aquel que tiene en su cabeza para pensar.
Cortas noches buscando tu voz, tu sintonía con mi mundo, tu vida y tu equipaje, parte del bagaje emocional que hacía las veces de equipaje profesional. Entonces lo descubrí; vives, como yo, de, por y desde tus emociones. Descripciones de sentimientos, emociones, sensaciones, idas y venidas empañan tus letras, escritas u orales; cantadas al aire, leídas y oídas por diferentes almas. 
Fue por aquellos momentos que acostumbré a mis oídos a no despertar sin oír tu voz, e incluso a mis ojos a buscar aquellos gestos canallas en vídeos semi-moñas.
Fue entonces cuando me acostumbré también a ti, a tu trabajo. Fui confeccionando la banda sonora de mi presente a base de tu voz, de tus manos y de tu mirada en las fotos de JS Matilla.
Aún así, cuando pensé que no podía ya tener más carita de tonta al oírte... Descubro que también eres escritor. Ahora es cuando empiezo a leerte, entre frases inconexas sobre tu papel, sobre tus palabras; lápiz que acompaña siempre al triste libro de  un cuerpo sobre otro, que me acompaña a mí, triste -a veces- cuerpo sobre otros.
Y voy paseando por tus límites, por tu incapacidad para despedirte, tu amor por una y tus deseos por todas. Voy, poco a poco, re-creándote en un personaje de mi propiedad, existente quizá tan sólo en mi cabeza y en mis sueños, recreándome en ti, en mis sueños, en tu voz y en tu boca, sintiendo ya que es algo más que una boca externa, que confecciona mi vida como tu imagen y tus poemas, tus letras y hasta tu vida. 
Soñando con tus besos y un abrazo que siento propio cuando interpreto y me hundo en cada palabra de tu sutil encanto, en cada nota de tu sedosa voz, y en cada suspiro del cambio de verso.  Y es ahora, en este momento, mientras escribo esto en un cuaderno morado, cuando me enamoro conceptualmente  de ti, haciéndote mío con el bolígrafo y el papel, con mi corazón y en mis manos, creando un mundo de emociones que sólo yo- aunque tú formes parte- entiendo.

Sentir el murmullo de la vida de vuelta en mis cuadernos...
Marwan. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario