martes, 3 de junio de 2014

Alas.

Eres una princesa. Una princesa de coral negro, una princesa hecha con el oro del mar.
A veces vuelas, y tienes alitas, y otras veces sólo bailas y haces volar al resto. 
Una princesa con gestos del submundo, una princesa con sonrisa de cristal. Fuerte, muy fuerte, pero frágil, o eso creo. No sé, no lo sé. No te conozco lo suficiente y creo que no voy a poder hacerlo... Pero te veo mezcla entre sol y lluvia, entre sol y mar... Entre querer y tal vez no poder...
Y sí, me encantas, me haces temblar el suelo con jueguitos y bromas, con sonrisas y algún dedo que busca cosquillas en mis costillas. 
No sé qué pasa contigo, ni si es normal que la piel me avise cuando estás, ni si quiero pensar en ti como lo estoy haciendo, ni si este juego es sano... y no quiero hacer daño a nadie. 
Pero me tiembla el recuerdo cuando te pienso, y las ganas cuando te veo sonreír. 
¿Bailamos? y baila el mundo a nuestro compás, y mi piel se convierte en agua, y vuelvo a desear(te). 
Te pienso hoy, después de una noche indirecta, después de un empujón directo, después de miradas que traspasaron mi cuerpo, mis verdes y mi alma... Y es que vaya mirada, princesa.
Vaya mezcla, vaya estilo, vaya atracción, vaya alas... Las alas que quisiera tener yo para poder volar un cachito contigo, ni demasiado cerca del sol, ni demasiado cerca del mar,  tal vez sentir tu piel, y tal vez traspasarnos, y tal vez...

No hay comentarios:

Publicar un comentario