sábado, 27 de septiembre de 2014

Animales

Siento algo aquí dentro que nunca antes había sentido. Aquí dentro, en mi pecho. Es como si tuviese dentro algún tipo de mamífero oprimiendo hacia afuera, como si quisiera salir.
Lo llevo dentro desde aquel día en que, a l'Aurora, me despedí, entre lágrimas, de parte de un sueño. 
A veces este animalito presiona suave, con sus manitas, y sólo se hace notar. En estos casos es como si quisiera decirme "¡No te olvides de que estoy aquí..!"
Otros días, que coinciden con tu dolor, tus operaciones o mi negatividad, el mamífero horrible se pone de espaldas hacia mi pecho  y me empuja con todas sus fuerzas. Me oprime. No creo que consiga salir de aquí, pero lo intenta con todas sus fuerzas. 
Ayer, el bichito creció mucho. 
Se hizo tan grande que yo ya no sabía si iba a salir por mi pecho, por mi tráquea o incluso por mi garganta. 
Este ser no sólo me causa presión, sino que a veces, esa presión va acompañada de lágrimas, de tristeza. 
Ayer, pensé que mi piel y mi esternón se resquebrajaban para dejarlo salir. Y yo me moría de pena.
Lo quiero fuera de mí, pero no quiero que me rompa por dentro al hacerlo. 
Ayer, mientras lo intentaba, y me comía la pena y la desesperación, porque ya no sabía qué hacer.
Ayer, después de todo, me dormí pensando en reencuentros, y por un latido más fuerte que el resto, decidí ponerle nombre a mi nuevo- y nada deseable- compañero. 
Podría llamarle Angustia, pero no sé si es macho o hembra, aunque tal vez eso no importe. 
También pensé en Miedo, pero lo descarté en seguida, porque este nombre me recuerda a más cosas. 
Impotencia Rabia me parecía un nombre completo y cabal, pero no me han gustado nunca los culebrones. 
Al final le llamé Distancia, porque la distancia, desde hace algo más de veinte días, me produce Impotencia, Rabia, Miedo, Angustia y miles de bichitos más. Y estos bichitos me comen ávidos por dentro, pero al hacerse notar, también me enseñan poco a poco a luchar contra ellos, y a ver en sonrisas hoy lejanas una esperanza muy cercana. Y a sonreír por ventanitas virtuales a un mundo lleno de deseos y de cuentas para dos.

Porque algunos niños están camuflados en adultos y, algunos animales, en mí. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario