viernes, 11 de septiembre de 2009

rutina, letargo... y tú (25 de agosto)

Los cumpleaños no son nada especial, llega el día, te regalan o no algunas cosas, te hacen o no una fiesta, y eres o no feliz durante un rato con toda esa gente que te quiere, o no. Pero no sólo los cumpleaños pueden (o no) ser especiales; aniversarios, Santos Valentines, onomásticas... Todos intentamos (o no) que estas fechas especiales sean fantásticas, dignas del recuerdo. Sin embargo, del resto de días del año pasamos totalmente: 25 de agosto; un día, para mí, normal y corriente (¿volvemos a la indefinición de "normal"?) , sin cumpleaños ni celebraciones a la vista. Me levanto desayuno (para obligatoria después de los problemas de estómago), le doy de comer a Noelia y la saco al sol, hago las camas y ordeno un poco la casa (sobretodo cuandoe estaban mis abuelos) y voy y vengo mirando a Noelia para que no se escape o se haga daño, mientras acaricio ligeramente el lomo de Estrella.
Después de comer veo una película de Pedro Almodóvar; "la flor de mi secreto". A las 19.30 voy un poco al balcón a tomar el aire con mamá Juana, doy de comer a Noelia y acaricio y juego con Estrella.
Ducha, cena, peli y a dormir (mentira, porque estoy escribiendo). Nadie (ni tan solo yo) ha hecho especial esate día para mí o mi familia.
Sin embargo, para mí podría haber sido especial con sólo un gesto que me hiciese volar.
Pero en estas fechas, con mis abuelos aquí, sin ordenador, sin blog y sin, por lo tanto, casi comunicación, estoy en una situación de letargo, de hibernación reflexiva y creativa, y, sin embargo, de insomnio real...

Los días se sucenden uno tras otro, uno tras otro... denjando en mí la huella que podría dejar el repetitivo repiqueteo de las agujas del reloj: tic-tac, tic-tac. Lunes, martes; lunes, martes... y sigue la vida, y sigue el letargo, el aburrimiento y la rutina "relajante" (estamoos de vacaciones..)
La rutina nubla mis ideas, forma mi letargo al igual que nubla mis sensaciones y sueños; en cuanto tengo un atisbo de especialidad, de alegría, la rutina la hace desaparecer con su nublada realidad.
La rutina y tú, tú y la rutina. Sabes de sobra que erres mi única ilusión, y siempre también mi única desilusión.
Sé que estoy pesimista, pero la desilusión es lo que tiene; y en esta vida no se es siempre feliz (o sí), aunque se aparente inconscientemente...

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