domingo, 24 de octubre de 2010

tú, esa personita (pequeña y mona) especial.

Miro rizos y pienso en besos. Salgo de trabajar, me ducho y voy, con frío, a ver a la rubita. Llamo a mi negrito por teléfono para decirle que voy a salir...
Ella se va. Pienso. Miro fotos. Pienso en amistad y más y en menos que eso. Siento vacío. Siento que no podré llegar. Pienso en el pasado y no entiendo cómo hemos llegado a todo esto. Tú, yo, nuestras charlas sobre tantos temas y nuestras miradas, y nuestros amores. Y tus rizos y los míos. Escribí hace ya algo más (o menos, no lo recuerdo) de un año, sobre un bichito parecido a un gusanete que me hacía sonreir y que se emocionaba. Se emocionó, se enfadó, pensó, habló, y decidió. Decidimos. Por separado, pero lo mismo; porque es él, porque es ella. Y porque eres tú y porque soy yo. Te miraba. Echabas cacahuetes a la andaluza de enfrente y no te dabas cuenta de que te miraba. Tenías razón; has cambiado. Mucho. Mucho, muchísimo. Pero, sin proponértelo, haces sentir, haces pensar tantas cosas. Eso no ha cambiado nada. Sigues siendo aquella pequeña y risueña niña indecisa que conocí (¿niña?). Y sigues con tus rubios rizos (hoy sueltos, sin coleta, por cierto...). Y sigues con tus ojos, y con tus piercings y con tus manos deterioradas por la lejía. Y a veces sigues pensando que no eres nada, y que no vales nada, mientras vas por ahí haciendo que la gente se replantee tantas cosas, y que la gente (yo) te tenga aún más arriba de lo que ya te tenía, y sigues siendo tú. Pero no te conozco. Aún no te conozco lo suficiente como para ser tu amiga, pero tampoco te conozco lo suficiente como para escribir esto. Todo es subjetivo, diría Kant... Todo. Todo sale de mí; lo produces (lo "inspiras") tú, pero todo esto es mío. Son las sensaciones que tú me causas, las sonrisas que ves y las que no ves, y las lágrimas que, por teléfono, calmas. No sé quién eres, sólo sé quién (y qué) eres para mí.
Y en mi opinión, creo que, pase lo que pase, siempre, siempre, serás esa persona especial que me hace ponerme nerviosa en la caja de mercadona, que me hace troncharme de risa pegándose unas gafas, que viene a verme estando fatal con la regla y con la que quedo a pesar de llevar 12 horas trabajando, que me hace escribir cosas raras (como ésta) y que me hace pensar en qué, realmente, es el amor. Siempre serás tú, y, paralelamente, "mi tú".
Te quiero. Pero mucho.

1 comentario: