Con las manos, con la lengua...
A dentelladas de pasión,
besos en sudor
y el tiempo tras la puerta.
Ida, que no muerta;
recuperando todo el aire
que se escapó nombrando a Dios.
Y mi hambre que no mengua.
Con los ojos, con la piel...
Tus miradas, sonrojada, me cuentan lo que sé:
que todo ha ido bien cuando me has llovido oro.
No perdono. Lo quiero todo, todo, todo;
tu cabello, centro y pies, y tu sal, veneno y miel.
Mi hambre, que no mengua.
Fantasía del placer en una noche de verano.
Intenciones de tu boca que pretendo provocar.
Agonía es no encontrarte aun en el sitio más lejano.
Y mi hambre que no mengua. Que no mengua.
Ni menguará.
Daniel Cirer.
Poemas a medida.
Gracias.
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