lunes, 21 de enero de 2013

Besos insultantes

¿Por qué me miras así? ¿Qué he hecho yo ahora? Déjame, hostia, no siento nada por ti. ¡No sentí nada por ti nunca! En serio, es increíble que seas capaz de faltarme tanto el respeto sin ningún motivo aparente. Vale, sí, tienes razón, te besé, nos besamos. Ya está. Lo siento, fue un error, no quise hacerlo. No sé, no sé. No sé por qué lo conseguiste. Pero ya está. Del beso a algo más hay mucho más de lo que yo puedo -y quiero- darte. No, y menos a base de insultos. En serio, no quiero ningún problema contigo, pero ya basta. No quiero que me llames niña, te he dicho ya. No, niña no. Niña no. Porque no, J. ¡Porque es demasiado importante para mí!
No, tío, lo siento, tú no lo eres. Yo no sabía que ésto te importaba tanto, siempre me trataste tan  de aquella manera... No, no estoy diciendo que me hayas tratado mal, pero tampoco me has tratado como al placer de tu vida. Y además luego siempre me insultas, eso no te lo pienso permitir. Tú no lo sabes, pero yo ya he permitido demasiado como para seguir permitiendo cosas así a gente a la que no quiero. No, no te quiero.
¡Querer no es algo tan banal! No, no tiene que ver con el tiempo que te llevo conociendo.. Al menos, no sólo con eso. No, no lo sé. No te he visto las suficientes veces en mis sueños. Simplemente, ni en mi vida. No, de verdad... Déjalo, no me pidas más veces perdón. No tengo nada que perdonar, pero no quiero nada más. ¿No lo entiendes? Vale, J.... Lo siento, perdóname. No quiero hacerte daño, de verdad. Ni siquiera sabía que esto te importaba tanto... No, para mí no ha sido nada importante. Te lo he dicho siempre. '¡Joder, J.! Nos hemos besado un par de veces, ¡nada más! No, no voy por ahí besando a cualquiera. Pues quién sabe, quizá si no me hubieses insultado o si fueras un poquito más inteligente la cosa habría cambiado. Mmmm, no, tonto no. Pero te falta algo. El otro día lo comentaba con Arró. Lo siento, chico, pero es que no hay comparación. Tampoco es que quiera compararte, entiéndeme, pero no puedo seguir besando -ni siquiera besando- a alguien que no me trata como a mí me eriza la piel. Va, déjalo, espero que lo entiendas. 
Nada, ningún problema. ¡Claro que nos veremos! ¡Vivimos muy cerca y tenemos amigos en común! ¿Entonces a qué te refieres? Pensé que lo había dejado suficientemente claro. A ver, pues pregúntame y yo te contesto, ya no sé cómo hablarte más claramente...
No. No, no te quiero y no tengo por qué hacerlo, es más, tú tampoco me quieres a mí, pero es que eso no implica ningún problema. No nos queremos, no es suficiente todo esto para querernos, y ya está. J, el amor no es algo tan fácil como decir; me gusta cómo baila esta chica, me gusta cómo besa... me gustan sus ojos, la quiero. ¡No, no! Es mucho más,  y mucho menos. A veces empieza así, claro, pero a veces no. ¿Sabes?  A veces empieza porque le has visto la cadera en un movimiento suyo, a veces, porque te da una clase sonriendo eternamente... Otras veces, sí, por un beso, pero a veces no tiene ni que existir el beso para querer a alguien. Estás confundiendo querer con necesitar. No me gusta la dependencia. No te lo he explicado nunca porque entre tú y yo sólo ha habido baile, y dos besos. No sé si dos o más, J, no los he contado. ¿Cuántos? ¡Anda, no inventes! Va, en serio, vamos a dejarlo... Ah, sí, las preguntas. Dime. Sí, estoy enamorada. ¿De quién? ¡Eso no es una pregunta! ¡De la vida! ¡De múltiples personas que me dan la vida! No, no es eso. No es que yo esté enamorada de todo el mundo menos de ti. Que no es eso, de verdad. Es simplemente que no me has dejado respirar al amor. Que sólo me has dejado verte la sonrisa cuando querías algo de mí, y a mí no me gustan los objetivos. No sé explicártelo. Da igual, J. Claro que también veo cosas buenas en ti, y cosas para enamorarse de ti. Pero mi amor no es casarse con alguien, no es siquiera mantener sexo con alguien. Es hacer el amor, hacer la vida. No, no hacer el amor en el sentido en que estás pensando. Es hacer amor, es crearlo, sentirlo, vivirlo... Besarle, mirarlo a los ojos y ver la existencia. Vale, perdona. Bueno, no es ningún cuento, soy así. Bueno, ya está... Vamos a dejarlo, de verdad. Pero no te enfades, he intentado explicártelo de la única manera que sé. Puedo intentar que me entiendas a base de ejemplos. ¿Que te dolerían? ¿Pero de qué me estás hablando? ¡Luego la loca soy yo! ¿Tengo que volver a repetirte que no me insultes? Me voy. Se acabó. Yo lo he intentado, de verdad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario