miércoles, 2 de mayo de 2012

Hoy voy a hacerlo bien.

No hace falta que lo dudes, sólo intento resolver mis cicatrices del mejor modo. Sólo quiero enseñarte el corazón, muy poco a poco. Tiendo a darlo todo a la primera, y a dejarlo ahí... Darlo, regalarlo, quedarme sin nada. No me gusta hablar de amor si no va acompañado de conceptual. No me gusta involucrarme con aquellos que no forman parte de mí. Quiero sentir, quiero vivir, quiero volver, como hago poco a poco, a ser yo. Ayer me faltaban muchas manos, muchas miradas, muchas personas diferentes. Habéis vuelto todos en el mismo momento, habéis reaparecido los que creía muertos, y también los que creía fríos. Algunos más tiernos, otros más calientes, aquellos más distantes, más miedosos, y otro muy valiente, haciendo de cuentas que nunca me hizo daño. Oigo su voz y me estremezco, sin saber muy bien por qué. Leo sus palabras, suspiro pensando en su ternura, en lo infantil de su sonrisa y lo adulto de su mirada. Veo aquel gesto de cejas que me hicieron en algún momento volver a la vida, y sonrío casi sin darme cuenta. Mando un mensaje extrañando palabras que me arrebataste, y pongo títulos que tienen que ver con cada uno de vosotros, en mayor o menor medida. ¿Quién diablos sabe medir la distancia que debemos mantener? No sé hacerlo. Ni lo pretendo, a veces. Me paso, o no llego. No llego y os decepcionáis. Me paso y me echáis de vuestras vidas. Me paso, escribo, os veo en cada letra, os asustáis, os volvéis fríos... Y volvéis, en días como estos. Creo que llamaré a esta canción las cosas que no pude responder. Una y otra, y otra vez, una y otra, y otra persona. Mi cerebro avanza en los escritos, en las conversaciones, incluso en los gestos, y cae. Cae soñando, imaginando, creyendo, a veces, ficciones imposibles. Escribiendo, día tras día, sueños, emociones y sensaciones que le suceden a cada segundo, emocionándose con cada una de ellas, haciéndolas parte de él, enamorándose de cada ápice de ella, teniendo relaciones yo-tú buberiana con los limoneros, los madrileños, los gallegos, los ecuatorianos y hasta los cínicos.  Y yo me pregunto cómo se baja el telón en una historia que ni siquiera comenzó. Siempre tengo sueños sencillos con mujeres complicadas. Acepto, poco a poco, que sólo son ficciones, y hasta puedo ser feliz teniendo en cuenta que no son -ni serán- realidades, pero ellos no lo entienden. No basta con que yo les explique aquello de mis enamoramientos conceptuales ni de mi negativa a tener una relación estable. Vuelven a asustarse, se van. Forman la guerra entre tú y yo. Parece perdido aquel precioso y efímero instante en el que alguno me besaba suavemente la clavícula, me hacía reír con sus imitaciones, me mostraba su deseo con intentos de relatos eróticos, o me explicaba sus relaciones con otras personas, mientras forja la que tiene conmigo... Aún así, aunque hoy parezca todo perdido -aun lo que no ha comenzado- yo seguiré sonriendo, por los efímeros y preciosos momentos perdidos, por las las llaves, las heridas, las despedidas, el frío, los orgasmos y, cómo no, las sonrisas, los limoneros, las miradas, mi amor (conceptual).
Hoy voy a ser feliz, y voy a sonreír, le daré un cheque en blanco a mi porvenir. 



(Canciones de Marwan).

No hay comentarios:

Publicar un comentario