lunes, 16 de mayo de 2011

La funda de mi almohada.

Sigo con la piel erizada mientras oigo, leo, y me vuelvo a erizar. Miro fotos que pensaba borradas y oigo voces telefónicas que ríen después de mucho tiempo sin oírlas. Veo que todo va bien, que nada es verdad. Nada merece respeto ahora. Es hora de perder el control. Es hora de que mi piel se erice con otros estímulos. Es mi hora, ahora. Estudiar, trabajar, leer, escribir, publicar, pensar... llorar y reir. Seguir oyéndote en las noches y pensarte como el más horrible ser del universo (fractales universos). Acariciando cabezas de rizado pelo voy pensando cómo he llegado a esto. Disfruto viendo amaneceres en un coche azul. Fuerte. Suena el teléfono. "Soy yo". Y me dice no sé qué de un correo. ¡Mira un blog! Se enfada y vuelve a embestir contra su propio apellido. Estoy contenta, pero sigo decepcionada. Da igual. Adelante. Fotografío tortugas que me recuerdan a la chica del portátil pequeño, y a mí misma. Pienso en besos olvidados mientras doy otros que olvidaré pronto. Mis labios pronuncian tu nombre mientras se me olvida dormir. En mi soledad pienso en ti, y en ti... y en ti también. Es increíble la capacidad de mi mente para enamorarse a cada segundo (Spinoza, nuevamente... y Beltrán). Capto sensaciones positivas de cada uno de vosotros; y os pienso, sonrío, disfruto y me excito... Pensándolo.

Hacía tiempo que no sentía esto. Vuelve a sonar el teléfono (cronológicamente, en realidad esta llamada está antes que la anterior). "Baja". "No puedo". No bajo y te debo una (otra...). Cuelgo y sonrío mientras hablo... y sigo erizándome leyendo algo sobre llover sobre ti. Lo imagino (otra vez). Y seguramente lo sueño, pero no lo recuerdo... he dormido poco hoy, quizá por pensar en sueños.

El nuevo entorno putrefacto es un entorno ideal para una especie en concreto. Y yo, tan positiva como siempre, aún veo algo en esa especie, y la rubia dice que, en cierta manera, es mi culpa... que no pongo barreras. Es cierto.

Avanza la 5ª... Me estremezco.

Ahora pienso en hormonas. ¡Qué peligro! Parecía que no, pero sigo siendo una persona... de sexo femenino (¿qué más da?; de sexo). Viendo un vídeo sobre artes, silenciándo las propias artes, sólo miro un punto concreto de tu anatomía. Te digo que son preciosos, y te sorprendes. Un poema... Otro poema... Es cierto. Leo otro poema que mis palabras pudieron haber suscitado "subconscientemente", y lo quiero. Es increíble, pero lo quiero... Después de tanto tiempo sin quererlo, lo quiero ahora (el corazón, egipcio, que yo también sé jugar).

Todo es mentira! vuelve a mi cabeza. vuelvo a olvidarlo. Pienso en cuerpos brillantes sobre los que escribí en este mismo papel, hace ya tiempo... Qué bonitos eran. Y él, a mi lado, en su toalla, ni siquiera los vio. Poco compartíamos y menos compartimos ya ahora... Pero sigo agradeciéndole todo lo anterior.

Correr, ducha fresca... Y A POR TODAS... Mundo, allá voy.

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