jueves, 16 de julio de 2009

muerte


Llega la muerte cuando menos lo esperas.

Miles de veces he oído esa frase... pero, a ver, cuándo, realmente, esperas la muerte? ni a ti, ni a ningún ser querido le esperas la muerte, por muy enfermo que esté, la esperanza queda ahí hasta el último momento, incluso cuando te han comunicado su muerte, mientras lloras (o no) de dolor, de desesperación, te consuelas pensando " no puede ser, estoy soñando... a lo mejor se han equivocado...".

Llega la muerte de un ser querido como el peor de los sucesos: sabes que jamás podrás volver a ver a esa persona ( o sí, pero en ese momento lo único que piensas es que lo perdiste para siempre), los recuerdos junto a él se amontonan en tu mente, se apelotonan palabras suyas a las que antes no habías tomado tanta importancia, recuerdas con ínfimo detalle su mirada, sientes que has desperdiciado el tiempo que pasaste con él, no lo aprovechaste lo suficiente... y lloras, y piensas, tiemblas nerviosamente, no sabes dónde mirar ni a quién abrazar; todos sufren, unos lloran, otros no, miran al suelo, te miran a ti, te "medio sonríen" intentando darte ánimos, los mismos ánimos que ellos necesitan...

Sufrir por la pérdida de un ser querido es algo normal y necesariamente hiriente.

En momentos como esos se necesita más que nunca a los demás seres queridos: amigos, familiares, parejas... apoyo, ánimo, abrazos, mimos...

Y la vida sigue. No te puedes hundir eternamente, aunque de vez en cuando parece que no sales, recordando, y sin embargo, aprendes a seguir, maduras sufriendo, maduras sintiendo, maduras viviendo. Y la vida no son sólo sensaciones bonitas, como esas miradas alegres, o esas sonrisas amplias, o sus manos, sino también el estallo repentino de una mirada ya muerta de ese ser querido, el dolor de recordarlo, el llanto, el sufrimiento, y la alegría y el gozo y el placer de estar vivo, de disfrutar de esto que tenemos (afortunados nosotros) y que algún día perderemos (aún más afortunados)... y que, irremediablemente nos traerá alegría y tristeza, compañía y soledad, amabilidad y hostilidad...


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